Asesinato de Bin Laden
EL AMERICANO FEO
Las normas jurídicas fundamentales de cualquier país integrante de la Organización de las Naciones Unidas ordenan el respeto a los derechos humanos, y dentro de estos derechos se encuentra el de la vida.
Basta con ser un humano para gozar de ese derecho a la vida. Así se sea musulmán, se le boletine como el terrorista más buscado del mundo, y se haya llamado Osama Bin Laden, siendo humano es titular de esos derechos públicos fundamentales.
Por ende, ¿qué tribunal dictó la sentencia de muerte en contra de Bin Laden?, ¿qué sistema jurídico se aplicó en este caso?, ¿a quién se autorizó para que ejecutara la sentencia?, ¿tuvo Bin Laden derecho a audiencia?, ¿fue oído y vencido en un juicio en donde se cumpliera con las formalidades esenciales del procedimiento? Recordemos, con estas preguntas, que nadie puede hacerse justicia por su propia mano, ya que está prohibida la venganza.
Sobre ésas, y sobre muchas otras cuestiones y preguntas, debemos conversar en el seno de todas las familias del mundo, ya que por más malo, perverso, y diabólico que hubiese sido ese señor Osama, conforme al derecho internacional, y al derecho de cada nación integrada a la ONU, Bin Laden no estaba exceptuado de los derechos humanos que tanto defiende, en contra de sus enemigos, Estados Unidos de América, pero que tanto violenta en su provecho cotidianamente.
Esa "operación de precisión quirúrgica" tan cacareada con excesivo orgullo retórico y nacionalista por parte del Presidente Barack Hussein Obama, anunciando al mundo, en cadena internacional, que militares de su país habían matado a Bin Laden, y presentándose ante los estadunidenses como un Presidente preparado para la reelección, aunque acaso con esto la pierda; ese asesinato en Pakistán por un comando americano, ante la mirada complaciente del Presidente y de sus principales colaboradores, repito, ¿es legal?
Ni el derecho de los EU permite que se asesine en estas condiciones a un ser humano, pues la hija de Bin Laden y los sobrevivientes aseguran que lo capturaron vivo. En el caso, por ende, operó sólo la fuerza bruta, o la más bruta de todas las fuerzas.
Únicamente en guerra, como estado de excepción, se le faculta a un Presidente americano para ordenar la muerte de alguna persona; y no pudo haber guerra entre EU y Bin Laden, ni siquiera con Al-Qaeda ya que las guerras exclusivamente se dan entre naciones.
Y acontece que el mismo gobierno estadunidense ha dado a conocer que Bin Laden se encontraba sin armas, viviendo con su familia, y que no utilizó a ninguna mujer de escudo. Además de que su operativo fue militar y en un país ajeno, deteniéndolo vivo, y matándole sin más y, una vez asesinado, su cadáver fue arrojado al mar.
¿Así se hace justicia y se aplica el derecho?, cuando con esto se viola la propia Constitución de los EU, al igual que al sistema de derechos humanos establecidos por la Organización de las Naciones Unidas.
La novela El americano feo, de William J. Lederer y Eugene Burdick, vuelve a recordarse. Lo feo no tiene que ver con lo estético, en éste como en muchos casos. Lo inmoral, lo injusto, lo ilegal, es lo más feo que existe.
