lunes, 18 de octubre de 2010

UNA SOLA POLICIA

Deshonestidad Grandota y Exclusiva
UNA SOLA POLICIA
                                                                               
            Cuando se trata de analizar, y resolver, el problema policiaco del país, el gobierno federal no piensa en el bien de México, sino que, por su propia naturaleza, piensa en el bien del gobierno federal y sus integrantes, ¡ah!, y también en su partido político, el PAN.
            Lo mismo acontece respecto de ese problema de inseguridad cuando los gobiernos de las entidades federativas buscan la solución a nuestro problema policiaco, ya que los 32 gobiernos locales primero piensan en ellos, como personas, y como miembros de su respectivo partido político.
            Y exactamente sucede por igual con los 2445 gobiernos municipales existentes en el territorio nacional; pensando en su desarrollo y poder, los ediles mexicanos velan por sus propios intereses.
            Desde luego que lo anterior corresponde a una lógica natural, sobre las alteraciones que han elaborado a su favor los poderosos en turno.
            Así, en los Estados Unidos Mexicanos existen tres niveles de gobierno: federal, estatal, y municipal, que viven, los tres, de recaudar impuestos, derechos, aprovechamiento, y productos, normalmente; empero, irregularmente, suelen pedir prestado, endeudándonos a los mexicanos con créditos casi nunca justificados. Y, a veces, el federal emite moneda y billetes sin sustento en la productividad de bienes y servicios, reduciendo la capacidad de compra del circulante monetario, o lo que es lo mismo, sin quitarnos ningún billete de nuestro bolsillo, nos le reducen su valor.
            Debemos de saber que el gobierno federal se queda con aproximadamente el 84% de todo lo recaudado; y el 16% restante es para los gobiernos de las entidades federativas, y de este porcentaje local a los Ayuntamiento se les distribuye apenas un 3%.
            Dime cuánto tienes y te diré quién eres, y cuánto vales. Así que los mejores recursos humanos, o al menos los mejor pagados, son los federales. Después le siguen los locales, y al final los municipales. Y para un país sin empleos, resulta un privilegio ser burócrata, sobre todo federal.
            Ante esa pésima distribución de los recursos económicos, la policía federal es la rica, la estatal es la mediana, y la municipal es la hambrienta; sin embargo, las tres se encuentran pésimamente pagadas, lo que las hace vulnerables a los sobornos.
            Frente a esa circunstancia problemática, el gobierno federal aspira a una policía federal única, con un solo mando, desde luego federal. Los gobiernos locales aceptan dos policías, una federal y otra local, coordinadas con un mando único en donde participe la federación y las entidades federativas, suprimiendo a las policías municipales.
            A lo anterior, los Ayuntamientos solicitan que sigan existiendo las policías municipales, y que se les duplique su presupuesto, para mejorarlas.
            En realidad, el problema no es que haya policías municipales, estatales y federales, el problema es que las tres padecen de corrupción; por ende, instituir una policía única y federal, sin acabar con la deshonestidad, es fortalecer al pudrimiento federal. Dejar dos policías, la federal y la estatal, sin antes terminar con la descomposición, es crear en exclusiva dos tipos de pus.
            La solución no es acabar con los Municipios, o acotar y reducir los servicios municipales, en este caso el de policía, sino comprimir drásticamente la inmoralidad y la falta de honradez en la o las policías del país; pero si tenemos presidentes, gobernadores, y altos funcionarios públicos proclives a los ilícitos de todo tipo, ¿qué podemos esperar de las policías a su cargo?
            El problema existe, subsiste, sobre existe, pero el remedio, la salvación, el alivio, es otro, y no el que han promovido ante el Congreso de la Unión.