lunes, 12 de julio de 2010

¿QUIÉN GANO EL MUNDIAL?


El Pulpo Paul
¿QUIÉN GANÓ EL MUNDIAL?
                                                                      
Para  mi  dilecta amiga María Teresa
Martínez Peñaloza. La presea Amalia
Solórzano  Bravo   la  honra;  y,  ella
honra por igual a la presea.

            Así como existe una zona reptílica en el cerebro de todo ser humano, huella de nuestro innegable, aunque no siempre aceptado, origen zoológico, así también existe en algún rinconcillo de nuestro sistema nervioso central una zona afecta a la magia, vestigio, también, de tiempos idos que no han terminado de irse.
            Un pulpo llamado Paul que adivinó desde su pecera, situada en un  país tan desarrollado científicamente como Alemania, qué equipo de fut bol  ganaría en cada confronta durante el Campeonato Mundial de ese popular deporte celebrado en Sudáfrica durante semanas recientes, me hace recordar las inclinaciones mágicas a las que en ocasiones se apega el pensamiento humano.
            Magos, brujas, duendes, adivinos, sumos sacerdotes, oráculos, hechiceros, encantadores, nigromantes, astrólogos, profetas, vaticinadores, agoreros, y algunos otros especímenes similares registrados por la Historia, o respecto a conductas supersticiosas externadas o íntimas, o lo mismo a   sujeciones de la credibilidad humana con presencia y conductas de animales de toda índole, como es el caso que señalo de ese pulpo Paul, que auxilian a los seres humanos a descifrar parte de su interesado provenir, son partes de ese mundo mágico.
            Ha logrado fama mundial ese cefalópodo, sin vida sexual, nacido en los mares de Gran Bretaña, habitante del acuario Sea Life de Oberhausen, ciudad alemana, por la utilización que de él han hecho sus dueños, y por la certeza de sus presagios, no del pulpo sino del equipo que lo manejó en sus predicciones, y por la creencia de millones de consumidores en esa información.
            El uso de ese cuento atractivo de la adivinación animal es todo un espectáculo, que forma parte de tejidos comerciales, y que en muchas ocasiones en la Historia del Hombre, éste lo ha instrumentado en áreas culturales, o religiosas, o políticas, o educativas; sin dejar de ser, desde cierto ángulo, maravillosas estratagemas del cerebro humano, lamentablemente no siempre para bien.
            Por todo ello, cuantas veces me llegaron a preguntar quién ganaría en ese Campeonato Mundial de Fut Bol, manifesté, sin lugar a dudas, que los grandes capitales patrocinadores de esa competencia serían los colosales ganones, los máximos aprovechados, con tantos miles de millones de dólares en juego, y ahora en sus bolsillos; y, sin embargo, esta visualización no debe agüitarnos, como seguramente no lo hizo durante el tiempo de los encuentros deportivos, en el goce del espectáculo, para sacarle provecho en bien de todos, en sus aspectos positivos.

            Por cierto, el célebre y acreditado Oráculo de Delfos durante la primera mitad del siglo V antes de nuestra Era fue sobornado constantemente, según nos narra Henry Bernard Cotterill en su magnífico libro de Antigua Grecia, Historia y Mito, para efectos políticos, todo esto en los tiempos de Temístocles, Jantipo, Arístides y Cimón.
            Y para los juegos sentimentales siguen circulando por ahí, en sus jaulas, los pajaritos que toman y entregan con su pico mensajes amorosos. No olvidemos que de ese rinconcillo mágico de la conciencia ha salido, a la vez, atrayentes narrativas literarias, tipo Lewis Carroll, o estilo Gabriel García Márquez; pero ¿quién ganó el mundial de fut bol? Bueno, tanto la furia española como la furia mercantil, pero más ésta; y no por el pulpo Paul, sino por otro pulpo insaciable de dinero.