miércoles, 10 de febrero de 2010

AFECTA A MÉXICO

Imagen del Gobierno
AFECTA A MÉXICO

A ocho columnas, y en primera plana, El Universal informa: “La Presidencia de la República solicitó a un grupo de consultores presentar proyectos de estrategias para rehabilitar y mejorar la imagen del gobierno federal en el extranjero”, cuando, antes que todo, debería de preocuparle rehabilitar su imagen ante el pueblo de México.

Andar queriendo verse bien, sólo frente al extranjero, es un malinchismo que, ni en estos tiempos de globalización profunda, tiene sustento real para un gobierno como el de México tan urgido, primero, de confianza y apoyo populares. Ser candil de la calle y oscuridad de su casa, nunca ha funcionado.

Cierto es que el Presidente Felipe Calderón explica que “La meta final del gobierno de México es… mejorar su… reputación internacional con el propósito de mejorar su actuación en el mercado mundial y, por lo tanto, atraer más flujos de turismo, comercio e inversión”. Y todos compartimos esos fines, puesto que significan una base para lograr una economía productiva y gananciosa; sin embargo, ¿qué gobierno puede corregir su imagen al exterior, si se ha deteriorado considerablemente frente a sus representados y mandantes?

Peor resulta, cuando se observa que dicha invitación gubernativa exclusivamente es para “firmas de consultoría en el extranjero”. Lo que se explica, si lo único que se busca es el efecto hacia el exterior del país, pero aún así, deberían al menos motivar que estos consultores extranjeros conjunten sus esfuerzos profesionales con consultores mexicanos, para escuchar la voz interna, ayudar a los nuestros para que también se internacionalicen, y a que no todos los dólares que se paguen se vayan de México.

No debemos perder de vista que si la imagen del gobierno se ha deteriorado es por múltiples razones. Algunas internas y otras externas; por las acciones u omisiones del propio gobierno; por los ataques y tácticas de la oposición; por los resultados de todo ello, como la inseguridad, la falta de una organización socio económica superior, la mala procuración y administración de justicia, el narcotráfico, la carencia de empleos, la mala distribución de la riqueza, el desastre ecológico, el empobrecimiento, el crimen organizado, la corrupción gubernativa, entre otros.

Incluso la lealtad, como valor de las instituciones, parece fallar. El secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván Galván, durante su mensaje en la ceremonia conmemorativa del XCVII Aniversario de la Marcha de la Lealtad denunció: “Pierden el tiempo aquellos que pretenden dividir a los soldados del aire, mar y tierra. Jamás habrá discordia entre quienes tenemos la misma cuna, la misma forja y un mismo horizonte: México”.

Un soldado de forja y disciplina, como el general Galván, a quien se le estima, no expresa eso como simple metáfora. Una realidad insana lo orilló a la forzosa denuncia. Claro que hacen mal aquellos que pretenden dividir a las fuerzas armadas de México. Con todo y los errores de algunos soldados de tierra, mar y aire, el ejército y la armada nacionales merecen, y tienen, el respeto y la admiración del Pueblo de México.

¡Fuera mascaras! Que nadie se invente un rostro que no tiene. Con dinero de un pueblo empobrecido no deben pagarse millones de dólares a consultorías extranjeras para embellecer, artificiosamente, la imagen del gobierno mexicano.