Raúl Pineda
MI AMIGO
Los Pineda han sido una familia numerosa,
activa social y políticamente, enraizada en esa tierra caliente en donde el Río
Balsas ha prohijado, entre otras poblaciones, a Huetamo, Pungarabato y
Zirándaro, las tres michoacanas de origen, pero las dos últimas enlistadas como
municipios del Estado de Guerrero por decreto presidencial del 9 de abril del
1907.
Conflictos limítrofes aparte, Raúl, mi
amigo, era Pineda por ambas ramas: materna y paterna; y al cuadrado tenía
matemáticamente la suma de las cualidades de esa estirpe.
Nació Raúl en el año 1942 en aquella
región formadora de caracteres agrestes, y temples luchadores, llegando a
Morelia en la temprana edad de los 12 años a cursar la secundaria dentro de la
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, institución que lo educó
hasta otorgarle la licenciatura en Derecho, profesión que ejerció, sobre todo,
en agrario y penal.
Sin embargo, su vida juvenil y adulta en
elevado porcentaje fue dedicada a la política; en realidad, fue un político de
todas las horas, a pesar de que la actual clase política lo haya abandonado.
Político de pensamiento y acción, con un
denominador común en todos sus actos: servir a los demás, aunque fueran sus enemistades.
Con esa actitud de sembrador de amistad
tuvo, en la aventura de su vida, infinidad de amigos, sin faltar los prietitos,
como en el arroz, los que al parecer no le causaban desengaños, sino por el
contrario, lo convencían de seguir en su franca actitud de auxiliar siempre a
todos.
Sabía trabajar en equipo. El valor de su
trabajo y su talento era apreciado por el resto del conjunto. Aprendió a
mandar, por haberse enseñado antes a obedecer. Gustó de jugar basquetbol, tenía
condición física para ello, pero curiosamente, en esa disciplina, era un
individualista empedernido, balón que tomaba en sus manos lo tiraba a la
canasta, y en ocasiones lo encestaba.
Fue agente del ministerio público,
delegado federal de la Secretaría de Reforma Agraria, presidente del Comité
Directivo Estatal del PRI, delegado de este partido en varios entidades
federativas, secretario particular de gobernador, diputado federal, y en el
ejercicio de estos cargos cumplió con esas características personales que le
fueron tan propias.
Formó parte de la Generación de Abogados
Benito Juárez, constituida por 20 profesionistas que convivieron en la Facultad
de Derecho de la Universidad Nicolaita en la década de los años sesentas del
siglo XX; organización inolvidable (para aquel entonces) ahora ya olvidada;
reconocida por todos, y envidiada por algunos.
Generación que entre muchos de sus
quehaceres publicó "Ensayos y Reflexiones", con trabajos de sus
miembros y, en uno de esos artículos, Raúl Pineda asevera que: "Sin
excusas, todos debemos trabajar para producir a favor de México".
Total, la mañana del día 26 de julio del
2018 Raúl vivió su muerte. Nuestro común amigo Gilberto Alejandro Bribiesca me
comunicó el lamentable deceso: "Raúl ha fallecido, intempestivamente en
cosa de segundos, así se ahorró las pesadas cargas de la senectud".
Su ego, lo he dicho, se restringió al
básquet; más bien, o acaso, en su generosidad amistosa decidió evitarnos el
sufrimiento que se comparte con enfermedades prolongadas.
Excelente jefe de hogar, con Cristina, su
esposa, gozaron y compartieron el cariño y los éxitos de sus hijas: Mónica,
Cristina, Isabel y Sandra.
Simplifico. Raúl fue un hombre bueno.
26 de julio del
2018.