lunes, 16 de julio de 2018


LOGOS
Realidad y deseo en AMLO
TODOS COLUDOS O TODOS RABONES
       Es desbordante el deseo de Andrés Manuel López Obrador para ejercer las funciones de presidente. Perseveró largo tiempo para llegar al cargo; pero, ahora triunfante, el ansia le gana para ejercerlo desde ayer.
       No es veloz, ni con sus pasos ni con sus palabras y, aún así, anda desatado en actividad ejecutiva plena.
       Hace días congregó a los recién electos gobernadores, senadores, diputados federales y locales, y a los munícipes de todo el país, a quienes el fenómeno López Obrador llevó al triunfo, refiriéndoles: "No vayan a salir con sus tonterías, porque la gente se los va a reprochar".
       Añadiendo que "el molde del político fanfarrón, corrupto, flojo, quedó destruido por la voluntad del voto suscrito el 1 de julio".
       Obvio, todas ésas, son palabras que reiteran su promesa de campaña y subrayan su deseo; frases pronunciadas para, y ante, una realidad personalizada en los futuros funcionarios oyentes.
       Ese "no vayan a salir…", significa también "no vayan a entrar…", pues es lo que en este momento les toca hacer: entrar, previa protesta, al cargo para el que fueron electos.
       Y les espetó, como si conociera sus mañas: "… sus tonterías", porque ese "sus", adjetivo pluralizado, es apócope de "suyo", que implica propiedad o posesión.
       Lo más curioso de la frase es que impone como consecuencia (en caso de que salgan con sus tonterías) "que la gente se los va a reprochar", como el equivalente del final de la protesta: "que la Nación os lo demande", o como en el corrido de Rosita Alvírez: "la gente lo va a notar".
       Total, es cosa de palabras, que esperamos que se conviertan en hechos, en virtud de una decisión firme y bien organizada, para que ese deseo pueda transformar a la realidad.
       Sin embargo, en eso de las palabras, Andrés Manuel confunde términos al enfocar su proyecto para desmantelar privilegios "en el gobierno y en el congreso", ya que conforme a los títulos segundo y tercero de nuestra Carta Magna el gobierno federal lo constituyen tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
       Así, basta decir "gobierno" para que queden citados esos tres poderes. Y al decir "gobierno y congreso" se cita al todo, y a una de sus partes, quedando el judicial al margen de ese desarme de prerrogativas, violando el principio de la igualdad, y motivando que la gente diga: o todos coludos o todos rabones.
       En eso de las palabras ha hecho bien el brillante y valeroso escritor español Arturo Pérez-Reverte al asegurar que renunciará a la Real Academia Española si se cambia la redacción de la Constitución, de su país, por un lenguaje inclusivo en torno a la llamada igualdad de géneros.
       Cierto que la mujer y el hombre son iguales ante la ley, formando en su desigualdad anatómica y fisiológica lo que es el humano; pero esto no debe llevar a AMLO al absurdo de expresar: "No vayan a salir con sus tonterías, (y tonteríos) porque la gente (y la genta) se los va a reprochar".