LOGOS
Realidad y deseo en
AMLO
TODOS COLUDOS O
TODOS RABONES
Es desbordante el deseo de Andrés Manuel
López Obrador para ejercer las funciones de presidente. Perseveró largo tiempo
para llegar al cargo; pero, ahora triunfante, el ansia le gana para ejercerlo
desde ayer.
No es veloz, ni con sus pasos ni con sus
palabras y, aún así, anda desatado en actividad ejecutiva plena.
Hace días congregó a los recién electos
gobernadores, senadores, diputados federales y locales, y a los munícipes de
todo el país, a quienes el fenómeno López Obrador llevó al triunfo,
refiriéndoles: "No vayan a salir con sus tonterías, porque la gente se los
va a reprochar".
Añadiendo que "el molde del político
fanfarrón, corrupto, flojo, quedó destruido por la voluntad del voto suscrito el
1 de julio".
Obvio, todas ésas, son palabras que
reiteran su promesa de campaña y subrayan su deseo; frases pronunciadas para, y
ante, una realidad personalizada en los futuros funcionarios oyentes.
Ese "no vayan a salir…",
significa también "no vayan a entrar…", pues es lo que en este
momento les toca hacer: entrar, previa protesta, al cargo para el que fueron
electos.
Y les espetó, como si conociera sus
mañas: "… sus tonterías", porque ese "sus", adjetivo
pluralizado, es apócope de "suyo", que implica propiedad o posesión.
Lo más curioso de la frase es que impone
como consecuencia (en caso de que salgan con sus tonterías) "que la gente
se los va a reprochar", como el equivalente del final de la protesta:
"que la Nación os lo demande", o como en el corrido de Rosita
Alvírez: "la gente lo va a notar".
Total, es cosa de palabras, que esperamos
que se conviertan en hechos, en virtud de una decisión firme y bien organizada,
para que ese deseo pueda transformar a la realidad.
Sin embargo, en eso de las palabras,
Andrés Manuel confunde términos al enfocar su proyecto para desmantelar
privilegios "en el gobierno y en el congreso", ya que conforme a los
títulos segundo y tercero de nuestra Carta Magna el gobierno federal lo
constituyen tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Así, basta decir "gobierno"
para que queden citados esos tres poderes. Y al decir "gobierno y
congreso" se cita al todo, y a una de sus partes, quedando el judicial al margen
de ese desarme de prerrogativas, violando el principio de la igualdad, y
motivando que la gente diga: o todos coludos o todos rabones.
En eso de las palabras ha hecho bien el
brillante y valeroso escritor español Arturo Pérez-Reverte al asegurar que
renunciará a la Real Academia Española si se cambia la redacción de la
Constitución, de su país, por un lenguaje inclusivo en torno a la llamada
igualdad de géneros.
Cierto que la mujer y el hombre son
iguales ante la ley, formando en su desigualdad anatómica y fisiológica lo que es
el humano; pero esto no debe llevar a AMLO al absurdo de expresar: "No
vayan a salir con sus tonterías, (y tonteríos) porque la gente (y la genta) se
los va a reprochar".