LOGOS
Los mismos
sustituyen a los mismos
MÁQUINA DE LA MAFIA
DEL PODER
En el gran teatro de la política
mexicana, cuando ya existe un candidato triunfador a la presidencia de país,
"la cargada" lo abruma, pero también lo embelesa aduladoramente, en
busca de participar del pastel sexenal o, al menos, recoger las migajas del
poder.
Esa tradicional "cargada" se
constituye (a su estilo y posibilidad) por todo tipo de mexicanos, ricos y
pobres, académicos o analfabetas, mujeres y hombres, pero todos ellos son poco
afectos a la dignidad.
A una de esas masas cultivadoras, ante
cámaras y reporteros, Andrés Manuel López Obrador les recriminó: "Nada más
no me apachurren".
Eso fue lo que desearon sus enemigos
durante más de una década: apachurrarlo, con odio; pero ahora, sus antiguos y
sus recientes amigos, lo machacan por amor, y éstos son más peligrosos que
aquéllos.
Curioso es que los mismos que ahora lo
alaban y adoran, fueron los mismos que glorificaron a Enrique Peña Nieto, a
Vicente Fox, a Felipe Calderón, y a los presidentes anteriores.
En el fondo, esos mismos que constituyen
más de lo mismo, se rebelaron en contra de esa mafia del poder, al sentirse
marginados.
Y en estas recientes elecciones presidenciales
tuvieron un éxito arrollador, tanto, que la mafia en el poder, adelantándose a
las autoridades electorales y sin cuidar las formas instituidas, le entregan de
inmediato a López Obrador la máquina del poder con la que trabaja la llamada
mafia.
Presidencias municipales, legislaturas
locales, Congreso de la Unión, presidencia de la República, fuerzas armadas,
iniciativa privada, y el resto del engranaje.
Y la gente que llega con Andrés Manuel,
salvo excepciones, fue arrojada a la playa del poder a través de ese tsunami
AMLO, y es sabido que este tipo de meteoros cuando concluye su efecto
destructor, deja sólo basura y escombros.
Gran parte de los nuevos diputados,
senadores y munícipes, no hicieron ni campaña, gastaron en cosas frívolas y
personales el dinero que les dieron, y no saben ni a qué van a los órganos públicos,
pero ese tsunami los proyectó al poder.
¡Urge que los capaciten!, técnica y
ética, deseando de corazón que algo aprendan.
Pero… ¿qué van a hacer con la máquina del
poder que la mafia ha dejado ya en manos de López Obrador?
Usarla para algunos cambios.
Ni soldados ni marinos ni policías serán
guardaespaldas de AMLO, pero serán civiles ejercitados militarmente.
Ya no habrá gasolinazos, pero la gasolina
seguirá subiendo al ritmo que impongan las reglas del mercado.
Los ex presidentes ya no recibirán
elevada pensión, pero se verá la manera, según su comportamiento ante el nuevo
poder, de ofrecerles discretos auxilios.
Pero en realidad, siempre los mismos, que
electoralmente les ganaron a los mismos, seguirán usando la misma máquina de
poder que sirvió a la mafia, cuyos miembros se empezarán a diluir entre los
nuevos poderosos.
Y a pesar de todo lo anterior, México
seguirá avanzando.