miércoles, 5 de noviembre de 2014

No bombear oxígeno
A CADÁVERES DESCOMPUESTOS
        Cuando el artículo 13 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos dispone que "Nadie puede ser juzgado... por tribunales especiales" está expresamente prohibiendo ese tipo de tribunales, para que jamás apliquen el derecho en la resolución de un caso con interés controvertido.
        Sin embargo, una sana interpretación de ese mandato constitucional es que dicha norma jurídica fundamental prohíbe toda autoridad especial, pues para eso nuestro sistema legal instituye a todas las autoridades ordinarias, las que son competentes para conocer de todos los casos que, al conformar sus atribuciones legales, les indiquen los preceptos jurídicos.
        Por ello, también, todas las comisiones especiales que las dos cámaras del Congreso de la Unión establezcan, respectivamente, son candidatas a la inconstitucionalidad.
        De esa manera, la comisión especial que la Cámara de Diputados designó para investigar el reciente caso de los alumnos desaparecidos de la Normal Rural de Ayotzinapa tiene las limitantes que nuestra Carta Magna establece; empero, sus conclusiones, dadas a conocer a los medios masivos de comunicación, son acusadoras para los tres niveles del gobierno mexicano: federal, estatal y municipal.
        Resolver "que sí existió desaparición forzada de 43 alumnos"; y "que sí sufrieron una serie de violaciones a sus derechos humanos, como tortura, tratos crueles, inhumanos y degradantes, así como ejecuciones extrajudiciales", aunque se trate de un informe calificado de preliminar, sí tiene consecuencias y efectos en la opinión pública del mundo.
        Además, agrega que los miembros de esa comisión están preocupados al observar que se pretende "criminalizar a las víctimas como una manera de justificar los hechos que sufrieron y sufren sus familiares, causando un agravio más a sus derechos".
        Se expresa que esa comisión constató que las fuerzas armadas federales y estatales vigilaron por horas a los normalistas y a la policía municipal, en sus confrontas y en los inmediatos resultados de ellas, y nada hicieron, más que reportar a sus jefes.
        Y los jefes tampoco hicieron nada. Ante tanta brutalidad y violación a los derechos humanos de los jóvenes estudiantes fueron omisos. Dejaron hacer, dejaron pasar. Minuto por minuto, hora por hora, día a día.
        Tanto por acción como por omisión las conductas humanas actualizan las hipótesis jurídicas de diversos tipos de delitos, en el caso.
        Pero aparte de aplicar con exactitud el derecho penal, en la especie, las autoridades competentes ordinarias, y no las especiales, el Presidente Enrique Peña Nieto ha empezado a esbozar el proyecto para constituir un pacto nacional que "emprenda cambios de fondo en la seguridad pública, en la procuración de la justicia, en la administración de ella, fortaleciendo a las instituciones y asegurando a plena vigencia del estado de derecho".
        La idea es buena, siempre y cuando sea para transformar toda la estructura en esas materias, y no vaya a resultar que sólo se bombea oxígeno a cadáveres ya descompuestos.
        Además, todo pacto debe sumar a personas físicas y morales que sean representativas. Sumar ceros da ceros.