miércoles, 23 de abril de 2014

Vivir para contarla
MEMORIA OCURRENTE DE GABO
        Rosenda y yo hemos sido constantes lectores de Gabriel García Márquez. Nuestra lectura en común, o por separado, ha sido imán respecto a todo lo escrito y dicho por ese Premio Nobel, desde antes que lo obtuviera.
        El domingo 22 de marzo de 1998 la compañera periodista de EXCÉLSIOR Patricia Ruiz Manjarrez publicó, en ese periódico de la vida nacional, la reseña de un evento cultural en el que participara ese renombrado escritor colombiano: "He ganado una gran fama, la de ser el gran inventor de fábulas, cuando en realidad no he inventado nada", confesó Gabo.
        El día anterior se había clausurado el ciclo de conferencias al que Carlos Fuentes convocó bajo el llamativo nombre de "Una nueva geografía de la novela", y en donde en su participación Fuentes afirmó que "Cervantes y García Márquez son los más leídos y conocidos de la lengua castellana; por el Quijote el primero, y el segundo por cien años de soledad".
        Ahí Gabriel anunció sus memorias asegurando que "cuando escribo no hago sino recordar. No creo en mi imaginación; me di cuenta que toda mi vida está cifrada en mis novelas. En un examen de conciencia he descubierto que tengo tres vidas: la pública, la privada y la secreta; esta última es la buena para escribir, pero no siempre se cuenta por prejuicios, por educación, o cultura."
        Esas participaciones tuvieron lugar en la sede del Colegio Nacional, en donde García Márquez dijo con buen humor que "el problema principal de los escritores es que casi siempre empiezan a elaborar sus memorias cuando ya no se acuerdan de nada."
        Agregando: "No daré cuenta del día en que nací biológicamente, sino a partir del día en que nací de verdad, es decir, del día en que decidí ser escritor... y parto de la base de lo que se me olvida de la vida y de las lecturas es lo que no me interesa, porque lo que me interesa no se me olvida nunca."
        Algo digno de entresacar de sus palabras es: "Tengo la impresión de que nací y vivo sólo por y para tener algo que contar; de aquí que el título de mis memorias sea Vivir para contarlo; empero, cuando publicó esas memorias anunciadas les impuso el título de Vivir para contarla, así, en femenino.
        Cada quien tiene su técnica para novelar, o hay duda en ello. Algunos de los novelistas aseguran que para este género se inventa; otros, como García Márquez, gustan de expresar que ellos sólo descubren lo que captan de una realidad que recuerdan.
        Tengo, para mí, que ninguno de los dos extremos es cierto, puesto que observo que en toda novela se descubre y se inventa al mismo tiempo, aunque en cada una de las obras ambas funciones se dan en diversos porcentajes, y con distintas calidades.
        Acaso, por eso, en el estilo de novel colombiano se da un realismo que descubre, y una magia repleta de inventiva ocurrente.