Vivir para contarla
MEMORIA OCURRENTE DE GABO
Rosenda
y yo hemos sido constantes lectores de Gabriel García Márquez. Nuestra lectura
en común, o por separado, ha sido imán respecto a todo lo escrito y dicho por
ese Premio Nobel, desde antes que lo obtuviera.
El
domingo 22 de marzo de 1998 la compañera periodista de EXCÉLSIOR Patricia Ruiz
Manjarrez publicó, en ese periódico de la vida nacional, la reseña de un evento
cultural en el que participara ese renombrado escritor colombiano: "He
ganado una gran fama, la de ser el gran inventor de fábulas, cuando en realidad
no he inventado nada", confesó Gabo.
El
día anterior se había clausurado el ciclo de conferencias al que Carlos Fuentes
convocó bajo el llamativo nombre de "Una nueva geografía de la
novela", y en donde en su participación Fuentes afirmó que "Cervantes
y García Márquez son los más leídos y conocidos de la lengua castellana; por el
Quijote el primero, y el segundo por cien años de soledad".
Ahí
Gabriel anunció sus memorias asegurando que "cuando escribo no hago sino
recordar. No creo en mi imaginación; me di cuenta que toda mi vida está cifrada
en mis novelas. En un examen de conciencia he descubierto que tengo tres vidas:
la pública, la privada y la secreta; esta última es la buena para escribir,
pero no siempre se cuenta por prejuicios, por educación, o cultura."
Esas
participaciones tuvieron lugar en la sede del Colegio Nacional, en donde García
Márquez dijo con buen humor que "el problema principal de los escritores
es que casi siempre empiezan a elaborar sus memorias cuando ya no se acuerdan
de nada."
Agregando:
"No daré cuenta del día en que nací biológicamente, sino a partir del día
en que nací de verdad, es decir, del día en que decidí ser escritor... y parto
de la base de lo que se me olvida de la vida y de las lecturas es lo que no me
interesa, porque lo que me interesa no se me olvida nunca."
Algo
digno de entresacar de sus palabras es: "Tengo la impresión de que nací y
vivo sólo por y para tener algo que contar; de aquí que el título de mis
memorias sea Vivir para contarlo; empero, cuando publicó esas memorias anunciadas
les impuso el título de Vivir para contarla, así, en femenino.
Cada
quien tiene su técnica para novelar, o hay duda en ello. Algunos de los
novelistas aseguran que para este género se inventa; otros, como García
Márquez, gustan de expresar que ellos sólo descubren lo que captan de una
realidad que recuerdan.
Tengo,
para mí, que ninguno de los dos extremos es cierto, puesto que observo que en
toda novela se descubre y se inventa al mismo tiempo, aunque en cada una de las
obras ambas funciones se dan en diversos porcentajes, y con distintas
calidades.
Acaso,
por eso, en el estilo de novel colombiano se da un realismo que descubre, y una
magia repleta de inventiva ocurrente.