miércoles, 13 de noviembre de 2013

Enfermedad de la mentira CULTURA DE LA HONESTIDAD

        Es tan importante el problema de la verdad y la mentira en cualquier grupo humano que, a riesgo de ser repetitivo, debemos seguirlo tratando en todas las variedades por las que transcurre en la vida cotidiana.
        El tiempo que vivimos está enfermo de mentiras, y la atmósfera social creada por nosotros mismos se ha contaminado de manera severa.
        Nunca un verbo se ha podido conjugar tan fácilmente en las tres personas de singular y en las tres de plural. Yo miento, tú mientes, él miente; nosotros mentimos, vosotros mentís, ellos mienten.
        Lo malo es que no repudiamos a la mentira ni castigamos al embustero, sino, por el contrario, estimulamos a la falacia y premiamos al engañador.
        Después de un rosario de mentiras por el que transitó el discurso oficial en este 2013, señalando un crecimiento económico para el país de  más del 4%, tenemos que sufrir la triste realidad de un crecimiento por abajo del 1%. Y los funcionarios públicos emisores de esa engañifa siguen tan campantes, sin que nadie los llame a cuentas.
        Gente preparada en las finanzas, en la economía, en los ingresos y egresos no puede ni debe equivocarse de tamaña forma; empero si se falló, lo correcto es que explique lógicamente los motivos del desacierto, y si éste es grave, por dignidad se renuncia.
        A ese mismo tipo de discurso mendaz corresponde, al parecer, lo manifestado recientemente por las mismas autoridades hacendarias y destacados integrantes de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión: "el Presupuesto de Egresos 2014 impulsará el crecimiento, el empleo y el desarrollo social". ¿Y si no fuese así?
        Y si en el año 2014 no sólo padecemos decrecimiento, sino afectamos aún más las bases culturales y educativas que, siendo prioritarias, han sufrido mermas multimillonarias que reducen o cancelan las mejores vías de desarrollo humano. Si esto acontece, ¿quién se va a responsabilizar por ello?
        Por eso este llamado de atención para quienes en su discurso hablan de que ese presupuesto 2014 provocará desarrollo; puesto que si no es así, otra vez la palabra, en esos casos, adultera a la realidad, y por eso es deshonesta. La población estima la verdad y reprueba a la mentira; el pueblo desconfía de muchos políticos de nuestro país.
        Desde luego que con nuestra expresión, oral o escrita, podemos equivocarnos, pero en el error no hay mala fe y, por ello, estaremos dispuestos a corregir de inmediato el equívoco, y a solicitar con humildad disculpas.
        El problema está en la perversidad de quienes son conscientes de su engañar, y con su decir deshonesto realizan actos de corrupción de diversas índoles.
        Nos es urgente emprender una campaña permanente y eficaz, amplia y a fondo, para establecer, o restablecer en su caso, la cultura de la honestidad, la veracidad, la legalidad; promoverla ante todos los humanos que se encuentren a nuestro derredor. ¡He aquí la tarea!