lunes, 18 de marzo de 2013

El petróleo es de la Nación QUE A NADIE SE NOS OLVIDE

        El petróleo fue conocido por los países precortesianos asentados en el centro y el sur de lo que hoy es nuestra Nación.
        El jesuita Francisco Xavier Clavijero (1731-1778) en su Historia antigua de México nos deja la anotación: "... asfalto o betún de Judea que los primeros pobladores llamaban chapopotli (aztequismo que viene de las voces tzauctli: pegamento, y popochtli: perfume, olor) y que lo usaban para ciertas incensaciones y las mujeres lo mascaban para limpiar sus dientes."
        El primer pozo perforado en México fue en 1869, por la Compañía Explotadora del Golfo de México, siguiendo las exploraciones hechas un año antes por el doctor estadunidense de origen irlandés Adolfo Preston Autrey, (1848-1905) en la Hacienda Furbero. Su profundidad fue de 37 metros, pero sin resultados satisfactorios.
        La primer Ley del Petróleo se publicó el 24 de diciembre del 1901. El primer pozo productivo fue el de Ebano, San Luis Potosí, del que brotó petróleo el 14 de mayo de 1901, de una profundidad de 166 metros. La primer refinería en México estuvo en el Puerto de Veracruz a partir del 1886, en donde se sometía a proceso los crudos importados.
        Desde esa industrialización petrolera, de tiempos porfiristas, la riqueza producida salía de territorio nacional para hacer millonarias a familias extranjeras, dejando aquí, cada día de manera más brutal, sólo migajas, destrucción, y hambre.
        El constituyente del 1916-1917 al aprobar y dar vigencia al artículo 27 de nuestra Carta Magna ordenó: "Corresponde a la Nación el dominio directo de... el petróleo y todos los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos... Ese dominio de la Nación es inalienable e imprescriptible..."
        Empero, a esa norma fundamental las compañías extranjeras que tenían concesiones anteriores, a su vigencia, la interpretaban como retroactiva en su perjuicio, visto lo ordenado por el artículo 14 de esa misma constitución. Hermenéutica tan absurda como el afirmar que la abolición de la esclavitud no debía afectar a los esclavistas anteriores.
        Pero llegó una coyuntura histórica, en la antesala de la Segunda Guerra Mundial y por un grave problema de carácter laboral en donde las compañías europeas agudizaron su soberbia, y la generación de mexicanos encabezada por el Presidente Lázaro Cárdenas del Río expropió con ejercicio soberano los derechos y los bienes de todas las compañías extranjeras en el México del 1938.
        Simplemente recordemos una extraordinaria parte del discurso pronunciado por el Presidente Cárdenas el 18 de marzo de ese año: "Han tenido dinero, armas y municiones para la rebelión; dinero para la prensa antipatriótica que las defiende; dinero para enriquecer a sus incondicionales defensores. Mas para el progreso del país, para encontrar el equilibrio mediante una justa compensación al trabajo... no hay dinero ni posibilidades económicas ni voluntad para extraerlo del volumen mismo de sus ganancias."
        El petróleo es de la Nación. Que a nadie se nos olvide.