lunes, 25 de febrero de 2013

Manuel Ponce Zavala A 100 AÑOS DE SU NACIMIENTO

        En la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, en la Ciudad de México, se llevó a cabo la ceremonia en conmemoración de los 100 años del nacimiento de Manuel Ponce Zavala, nacido en Tanhuato, Michoacán, el 15 de febrero del 1913, y fallecido en la capital de la República el 5 de febrero del 1994.
        Desde luego que ninguna relación de parentesco tienen el músico y compositor zacatecano Manuel M. Ponce (1881-1948) con el poeta y sacerdote michoacano Manuel Ponce; sin embargo, nuestro poeta místico solía hacer referencia a que en varias ocasiones le confundían con el autor de la bella melodía Estrellita, pidiéndole que la interpretara, pues aparte de poeta nuestro paisano tocaba el piano de manera destacada.
        En ese evento del centenario de Ponce participaron destacadas personalidades: Joaquín Diez-Canedo, director del Fondo de Cultura Económica, Hugo Gutiérrez Vega, María Teresa Perdomo, Armando González Torres, Eulalio Gómez, Javier Sicilia, y Gabriel Zaid, quien mandó su participación escrita para que otro la leyera.
        Dos horas aproximadamente duró ese acto de recordación, evaluación, crítica, con anécdotas y citas; todo esto referido a Manuel Ponce, a quien conocí en la casa que ocupaba ARCA en esta ciudad de Morelia. Quien fuera sacerdote en ese entonces, Mario Padilla, hizo la presentación del caso.
        Lo recuerdo como un hombre sencillo, de gruesos lentes que delataban un severo problema visual, educado, amable, en ejercicio de una sonrisa constante, con un gusto especial por servir a los demás.
        Para aquel entonces, en los sesenta del siglo XX, ya tenía fama de ser buen poeta, empero, su modestia y ciertas reservas de la envidia provinciana eran obstáculo para el reconocimiento que ya merecía.
        Javier Sicilia narró que el intelectual mexicano Salvador Elizondo Pani le dio instrucciones para que invitara a participar en una ceremonia al mejor poeta de México, pero sin decirle el nombre. Así que él le pidió le dijera si se refería a Octavio Paz o a Carlos Pellicer, a lo que Elizondo le contestó: "No seas pendejo, me refiero a Manuel Ponce". En ese entonces, agregó Sicilia, yo no sabía quién era Manuel Ponce.
        La doctora Perdomo formuló un análisis profundo, serio, objetivo, sobre el lirismo místico de Ponce, y su desarrollo literario; mientras Hugo Gutiérrez Vega lo calificó como el mejor poeta católico del siglo próximo anterior.
        El poeta Ponce llegó a ser un distinguido académico de la lengua, y el Papa Juan Pablo II le nombró "monseñor", y director de la Comisión Nacional del Arte Sacro. Sus obras poéticas más conocidas son Ciclo de vírgenes, Elegías y Teofanías, y El jardín increíble.
        Recordemos un madrigal de su creación:
Al infinito Amor
no duelen prendas, y por eso quiso
que un ladrón le robara el Paraíso.
Yo, triste pecador,
sé que en amor divino no hay mudanza
y en ser ladrón se funda mi esperanza.