miércoles, 13 de febrero de 2013

Ilegal, Grotesco, y Penoso QUE LOS GRINGOS NOS TUTELEN

       La última ceremonia a la que asistió el Presidente de México Francisco I. Madero, en ejercicio de su cargo, fue la del 5 de febrero de 1913, en el Hemiciclo a Juárez en la Ciudad de México, para festejar el LVI aniversario de la Constitución de 1857.
        Cuatro días después estalla el movimiento infidente en contra de Madero, organizado por el embajador estadunidense Henry Lane Wilson.
        En ese 9 de febrero el Presidente sale del Castillo de Chapultepec, y a caballo se dirige escoltado por alumnos del Colegio Militar a Palacio Nacional.
        A 100 años de esa Marcha de la Lealtad, el secretario de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos Zepeda, exhortó, a la clase política "a expresar su lealtad al pueblo, con la elaboración de reformas legislativas que muevan a México; lo cual impone resolver los dilemas propios de la pluralidad ideológica... Ésta sería la Marcha de la Lealtad moderna que el país requiere".
        Recordemos que aquella marcha de la lealtad del 1913, en apoyo al Presidente Madero y de mérito relevante ante tropas desleales acuarteladas en la Ciudad de México, careció de eficacia práctica, según resultados inmediatos posteriores.
        El 17 de febrero Victoriano Huerta, recién nombrado comandante militar de la plaza, desconoce como Presidente a Madero y como vice presidente a Pino Suárez, quienes de protegidos pasan a ser sus prisioneros.
        Dos días después Madero y Pino Suárez renuncian a sus cargos públicos, y la cámara de diputados por 119 votos acepta dichas dimisiones, con la digna oposición de 8 votos. Ese mismo día rinde protesta como Presidente interino de México Pedro Lascuráin, por ser secretario de Relaciones Exteriores, nombrando de inmediato a su sustituto en esta secretaría a Victoriano Huerta.
        Lascuráin sólo dura como Presidente de las 17.15 a las 18.00 horas de ese mismo 19 de febrero de 1913, permaneciendo 45 minutos en el cargo.
        Victoriano Huerta protesta como Presidente de la República ese mismo día 19, y el 22 de febrero del 1913 son asesinados Madero y José María Pino Suárez. Ésta fue la secuencia histórica de aquella marcha de la lealtad, recordada en su centenario.
        Por ello el secretario de la Defensa Nacional Salvador Cienfuegos realizó su exhortó. En su decir, la lealtad de los políticos es para pueblo; sin embargo, la lealtad de un secretario de la Defensa, y de todas las fuerzas armadas del país, es para el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, su comandante en jefe.
        En esta estructura de lealtades, Enrique Peña Nieto, Presidente de la República, siempre deberá ser leal al pueblo de México, más aún dentro de la globalización en que vivimos. Qué grotesco, penoso y humillante, sería para todos los mexicanos si el gobierno de los EU diera el visto bueno a algunos o a todos los nombramientos del gabinete presidencial. Ninguna globalización debe empujarnos a la ilegalidad ni arrebatarnos el decoro.