lunes, 6 de septiembre de 2021

 

LOGOS

“A otra cosa mariposa”

DICHOS Y HECHOS DEL PRESIDENTE

        México, como país, cumplirá 200 años en pocos días; y ningún jefe del estado mexicano ha hablado tanto, ante el público, como el actual presidente Andrés Manuel López Obrador; y apenas lleva la mitad del término de su mandato.

        Por cantidad verbosa obtendría el primer lugar y una medalla de oro.

        Ahora, si calificáramos la calidad de su expresión locuaz estaría reprobado, y con ubicación en los últimos lugares.

        Andrés Manuel nos resultó, como presidente, muy activo; no hay duda en ello, y habremos de ubicarlo en el grupo de los madrugadores y hacendosos.

        Pero los resultados de su trabajo son erráticos y de pésima calidad. Mejor nos iría si redujera sus tiempos laborales.

        Agregaré, que López Obrador es jactancioso a más no poder. Engreído al máximo, por lo que le podemos aplicar la certera expresión: “de lo que presumes careces”.

        Su cultura es de dichos populares y, medianamente, sabe asentarlos a la ocasión: “los militares a los cuarteles”, “me canso ganso”, “como anillo al dedo”, “amor y paz”, “abrazos, y no balazos”, “a ver quién amarra al tigre”, “primero los pobres”, “es tiempo de canallas”, “me patea el hígado”, “no soy tapadera de nadie”, “todos los negocios ilícitos llevan el visto bueno del presidente”, “ni FRENA ni la CNTE detienen al presidente” “el que se aflige se afloja”, “no soy florero”, “llueva, truene o relampaguee”, “me colmaron el plato”, “no sólo de pan vive el hombre”, “las escaleras se barren de arriba para abajo”, “yo tengo otros datos”, “sereno moreno”, “no me van a cucar”.

        Las anteriores frases trilladas únicamente son una muestra. El presidente palabrero tiene, entre sus lecturas, al ‘Refranero mexicano’ de Irina Gúseva.

        Amlo, a su “amigo del alma”, a su “hermano” Julio Scherer Ibarra, le encajó con dejo de mezquindad: “a otra cosa mariposa”; salvo que la esté auto aplicando prematuramente.

         Sobre los hechos que el presidente Amlo informó haber cumplido, dijo: “100 compromisos hice en 2018, y sólo me falta cumplir dos”.

        Supongo que los dos que no ha cumplido son: uno, “hechos, no palabras”, y el otro, “no mentiré”.

        Amlo informó por tercer año: “Hay paz, gobernabilidad y bienestar, en nuestro país”; “no fabricamos delitos ni perseguimos a nadie”; “construimos las bases para transformar al país”; “vamos bien”; “la independencia de los tres poderes federales es una realidad”; “acabamos con la corrupción, y estamos cerca de la verdad sobre los jóvenes de Ayotzinapa”; “tenemos más empleo, más salud, más dinero, más seguridad, somos felices”.

        Añadiendo, a su autoglorificación informativa, una actitud de regresión infantil, dirigida a los tecnócratas neoliberales: “tengan… para que aprendan” y, al pronunciarla, de ese modito, tuvo ganas de cerrar en puño su mano derecha, poner el dedo pulgar entre el índice y el dedo medio, para ilustrar mejor la majadera frase.

        Empero, 126 millones de mexicanos le contestamos su tercer informe al presidente López Obrador, de manera breve: “nosotros, las víctimas de sus malos hechos, tenemos otros datos”.

        Es vergonzoso que los hechos de Amlo en migración sea hacerle el trabajo sucio a Washington, tanto para recibir diplomáticamente a afganistanos como para patear y expulsar caribeños y centroamericanos.

        La deuda pública y la huida de capitales extranjeros generará explosiones.

        Hay varios males imparables, con sus siniestras consecuencias: el mortal flujo de potentes armas de EU a México, y la letal marejada de droga de México a EU.

        Por cierto, el texto de la consulta aprobada por el senado, para llevar a cabo la costosísima e idiota revocación de mandato, es inconstitucional, por no ajustarse estrictamente a la revocación, por no ser claro y preciso, y por comprender (confusa y contradictoriamente) como opciones opuestas, lo que es la revocación y una de sus consecuencias: que siga como presidente si no se revoca.