lunes, 20 de septiembre de 2021

 LOGOS

Soluciones internacionales

PARA PROBLEMAS MUNDIALIZADOS

        La sede oficial de las mañaneras (sala de la Tesorería de la Federación, en Palacio Nacional), recién, tuvo un uso que la dignificó, al ser escenario de la VI Asamblea de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

        De ser lugar de persistentes y enervados monólogos presidenciales, con preguntas a modo, de paleros a sueldo, se transformó en espacio de expresión reflexiva de 30 países, a través de 16 mandatarios de América Latina y el Caribe, 2 vicepresidentes y 12 ministros.

        El covid fue tema de sus tiempos, con todo y sus desastrosos efectos en los fenómenos sociales más sentidos.

        Recordemos que se acordó fundar al Celac en la Riviera Maya, México, a principios del 2010, siendo presidente Felipe Calderón Hinojosa; pero se constituyó, formalmente, a fines del 2011 en Caracas, Venezuela, durante la presidencia de Hugo Chávez.

        Once años ha, y se han reunido seis veces. La causa de este desinterés, manifiesto, tiene variadas lecturas.

        Pero lo relevante es que se volvieron a reunir.

        México se obligó a ser sede para el año 2020; razones pandémicas lo impidieron.

        Pero ya se cumplió, y los asambleístas estuvieron a la altura de las circunstancias.

        Lo bueno de esa VI asamblea sobrepasa considerablemente a lo negativo:

        Nuestro país cumplió con un compromiso internacional.

        Con todo y las diferencias que los 30 gobiernos tienen se pueden reunir, confrontándose con inteligencia y mostrando prácticamente el arte de la convivencia internacional, bajo la égida institucional de la Celac.

        Todos coincidieron, en el fondo, que sus graves problemas dejaron de ser nacionales y, por ende, las soluciones nacionales, solas, son ineficaces.

        Pandemia, terrorismo, crimen organizado, drogas, armas, calentamiento del planeta, hambre, migración, injusta distribución de riqueza, desempleo, salud, equidad de género, desastres naturales, derechos humanos, educación, nada de esto se puede resolver nacionalmente, en forma exclusiva.

        Si los problemas del ser humano se han mundializado, sólo podrán resolverse internacionalmente, con la decidida participación de todos los países o, al menos, de las naciones poderosas implicadas.

        No lo dijeron, pero lo sienten, la independencia, cada día se percibe como una gran ficción que se deshila, se reduce, para todos, no es privativa de los pobres, sino también de las naciones ricas.

        La interdependencia cobra relevancia. Todos dependemos de todos, como países y como humanos. O entre todos damos solución a los problemas, o éstos nos arrollarán a todos.

        Cierto, todavía hay problemas pequeños, a la medida del hogar, de la escuela, del centro de trabajo, del barrio, de la ciudad, de la entidad federativa, del país, pero, nuestros enormes y peligrosísimos conflictos se han globalizado, y es responsabilidad internacional o mundial zanjarlos.

        Para aplicar la responsabilidad internacional debemos ser inteligentes y cuidadosos.

        Los más destacados participantes en esa VI asamblea fueron los presidentes: Luis Lacalle Pou del Uruguay, Nicolás Maduro de Venezuela y Miguel Díaz Canel de Cuba. La secretaria ejecutiva de la CEPAL Alicia Bárcenas tuvo una participación brillante.

        Al final de la asamblea de la Celac participaron, a través de videos, el secretario general de la ONU, el portugués Antonio Guterres. ¡Bien por ello!; y, Xi-Jinping, presidente de la República Popular de China. ¿Por qué éste, y no el presidente de Rusia Vladimir Putin, ni Joe Biden, presidente de EU?

        En la buena diplomacia las provocaciones suelen tener respuesta; como la esgrima lógico-política sostenida por Lacalle frente a Díaz-Canel y Maduro.

        Celac debe incluir a EU y a Canadá, como la OEA debe incluir a todos. Unida América, resolveremos las peligrosas dificultades actuales, aunque es obvio que crearemos otros conflictos.

        El ser humano es un productor constante de problemas, pero también, está en su realidad, ser un extraordinario generador de soluciones.