LOGOS
PARA PROBLEMAS MUNDIALIZADOS
La sede oficial de las mañaneras (sala
de la Tesorería de la Federación, en Palacio Nacional), recién, tuvo un uso que
la dignificó, al ser escenario de la VI Asamblea de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
De ser lugar de persistentes y enervados
monólogos presidenciales, con preguntas a modo, de paleros a sueldo, se
transformó en espacio de expresión reflexiva de 30 países, a través de 16
mandatarios de América Latina y el Caribe, 2 vicepresidentes y 12 ministros.
El covid fue tema de sus tiempos, con
todo y sus desastrosos efectos en los fenómenos sociales más sentidos.
Recordemos que se acordó fundar al Celac
en la Riviera Maya, México, a principios del 2010, siendo presidente Felipe
Calderón Hinojosa; pero se constituyó, formalmente, a fines del 2011 en
Caracas, Venezuela, durante la presidencia de Hugo Chávez.
Once años ha, y se han reunido seis
veces. La causa de este desinterés, manifiesto, tiene variadas lecturas.
Pero lo relevante es que se volvieron a
reunir.
México se obligó a ser sede para el año
2020; razones pandémicas lo impidieron.
Pero ya se cumplió, y los asambleístas
estuvieron a la altura de las circunstancias.
Lo bueno de esa VI asamblea sobrepasa
considerablemente a lo negativo:
Nuestro país cumplió con un compromiso
internacional.
Con todo y las diferencias que los 30
gobiernos tienen se pueden reunir, confrontándose con inteligencia y mostrando
prácticamente el arte de la convivencia internacional, bajo la égida
institucional de la Celac.
Todos coincidieron, en el fondo, que sus
graves problemas dejaron de ser nacionales y, por ende, las soluciones
nacionales, solas, son ineficaces.
Pandemia, terrorismo, crimen organizado,
drogas, armas, calentamiento del planeta, hambre, migración, injusta
distribución de riqueza, desempleo, salud, equidad de género, desastres
naturales, derechos humanos, educación, nada de esto se puede resolver
nacionalmente, en forma exclusiva.
Si los problemas del ser humano se han
mundializado, sólo podrán resolverse internacionalmente, con la decidida
participación de todos los países o, al menos, de las naciones poderosas implicadas.
No lo dijeron, pero lo sienten, la
independencia, cada día se percibe como una gran ficción que se deshila, se
reduce, para todos, no es privativa de los pobres, sino también de las naciones
ricas.
La interdependencia cobra relevancia.
Todos dependemos de todos, como países y como humanos. O entre todos damos
solución a los problemas, o éstos nos arrollarán a todos.
Cierto, todavía hay problemas pequeños,
a la medida del hogar, de la escuela, del centro de trabajo, del barrio, de la
ciudad, de la entidad federativa, del país, pero, nuestros enormes y peligrosísimos
conflictos se han globalizado, y es responsabilidad internacional o mundial
zanjarlos.
Para aplicar la responsabilidad
internacional debemos ser inteligentes y cuidadosos.
Los más destacados participantes en esa
VI asamblea fueron los presidentes: Luis Lacalle Pou del Uruguay, Nicolás
Maduro de Venezuela y Miguel Díaz Canel de Cuba. La secretaria ejecutiva de la
CEPAL Alicia Bárcenas tuvo una participación brillante.
Al final de la asamblea de la Celac
participaron, a través de videos, el secretario general de la ONU, el portugués
Antonio Guterres. ¡Bien por ello!; y, Xi-Jinping, presidente de la República
Popular de China. ¿Por qué éste, y no el presidente de Rusia Vladimir Putin, ni
Joe Biden, presidente de EU?
En la buena diplomacia las provocaciones
suelen tener respuesta; como la esgrima lógico-política sostenida por Lacalle
frente a Díaz-Canel y Maduro.
Celac debe incluir a EU y a Canadá, como
la OEA debe incluir a todos. Unida América, resolveremos las peligrosas
dificultades actuales, aunque es obvio que crearemos otros conflictos.
El ser humano es un productor constante
de problemas, pero también, está en su realidad, ser un extraordinario generador
de soluciones.