LOGOS
Ineptitud y
corrupción gubernativa
ENCUBIERTA CON
PUBLICIDAD COSTOSA
El sistema económico capitalista
mexicano, sujeto siempre a la libre concurrencia conforme al artículo 28 de
nuestra Carta Magna, admite y regula la publicidad para aumentar ventas y
obtener mayores ganancias.
Así compiten productores, comerciantes, consumidores,
todos entre sí; patrones y trabajadores asisten al libre mercado, con
equilibrios constitucionales. Todos, con sus múltiples vínculos, se rigen por
la ley de oferta y demanda, con normas jurídicas de diversas índoles.
Por ello, no sorprende que el mercado de
autos, alimentos, vinos, vestidos,
perfumes, telefonía, cines, restaurantes, profesiones diversas, transporte
aéreo, canales televisivos, refrescos, diseñen y paguen su propia publicidad,
ya que son iniciativa privada en libre contienda.
Lo aberrante es que
el gobierno mexicano pague multimillonarias cantidades del presupuesto público
para hacer publicidad personalizada, a favor de los altos funcionarios que
autorizan esos egresos grotescos.
Como si hubiese
varios presidentes de la República en México, o varios gobernadores en un solo
Estado, o varios presidentes municipales en un municipio, compitiendo en libre
mercado para ver quién de ellos es escogido por cada gobernado.
No hay más que un
Secretario de Educación Pública, de Salud, de Hacienda y Crédito Público; así
que para qué se publicitan si no tienen competencia; al igual que la Cámara de
Senadores o la de diputados. Sobre todo, ¿por qué su publicidad es
personalizada?, cuando toda propaganda oficial debe despojarse de nombres y
fotografías de funcionarios, para ser exclusivamente orientadora respecto a las
prestaciones de servicios y bienes públicos.
Pero hay funcionarios
que tienen complejo de bonitos, y en su tontejez abusan y gastan en demasía, y
los feos nos agreden sin piedad alguna; empero, se calcula que en 2016 se gastó
en publicidad por parte de los tres niveles del gobierno mexicano (federal,
entidades federativas, y municipios) más de 40 mil millones de pesos; y para
este 2017 parecen sobrepasar ese monto.
Si es cierto que el
costo de la reconstrucción, como lo afirmó el Presidente Enrique Peña Nieto, es
de cerca de 37 mil millones de pesos, y si es verdad, como dijo en Taxco, que
la "reconstrucción y la educación son prioridades", bastaría con
destinar todo lo que el poder público gasta en publicidad para el culto a la
personalidad de los funcionarios gubernativos, para satisfacer esos rubros.
Obvio que habrá
quien asegure que nadie en el gobierno paga publicidad para aparecer como
honrado, inteligente y trabajador, sin serlo. Habrá quien afirme que exagero en
el monto de lo gastado en publicidad anual, y que no es verdad que el
presidente haya informado sobre las dos prioridades y el valor de la
reconstrucción.
Pero decenas de
millones de mexicanos nos sentimos agredidos por el gastadero gubernativo en
propaganda que sólo sirve para una cosa: para nada.