miércoles, 21 de agosto de 2013

Métodos sucios EN TODAS LAS FORMAS DE GOBIERNO

        El gobierno de Argentina empleó los mismos métodos de que se valió Hugo Chávez, en Venezuela, para nacionalizar la compañía petrolera Repsol. La Presidente Cristina Fernández de Kirchner siguió el modelo.
        ¿En qué consiste ese arquetipo?
        Es bien sencillo. A la empresa que se quiera nacionalizar, sea agrícola, industrial, energética, el poder público tiene que someterla a un hostigamiento sistemático, de tipo fiscal, laboral, político, económico, bancario, que le impida operar con normalidad y la vaya empobreciendo y arruinando.
        Y, luego, cuando la tenga ya con la soga al cuello, quedarse con ellas a precio de saldo. Los activos de la empresa víctima del expolio se compran a la mitad de su valor, o a menos.    Esa extorsión oficial nacionalizadora se disfraza de una recuperación patriótica, y así se va construyendo la idea de que se lucha en contra del capitalismo, construyendo el nuevo socialismo del siglo XXI.
        Pero ese deshonesto procedimiento no sólo lo emplean los gobiernos simpatizantes del socialismo, y enemigos del capitalismo voraz, sino que también lo usan los gobiernos que luchan en contra de la real o supuesta demagogia del estatismo, que aspiran a la modernidad, entendiendo por esto el asemejarnos cada día más a la vida consumista de los Estados Unidos de América.
        Ese tipo de gobierno se entrega totalmente a los gringos, permitiéndoles que nos compren barato y nos vendan caro. Marchanteando baratas nuestras naranjas, para después comprarles  a los extranjeros el jugo de naranja a precios exorbitantes.
        Para vender las empresas estatales, como ferrocarriles, teléfonos, luz, petróleo, correos, aviación comercial, lo primero fue someterlas a un acorralamiento metódico, de tipo impositivo, obrero, político, económico, crediticio, que les impida operar con normalidad y las vaya empobreciendo, hasta tenerlas al borde la quiebra.
        Y, luego, cuando las llevan a la ruina, ahogadas totalmente, venderlas a los cuates, a los parientes, a los socios, quedándose con ellas a precio de regalo. Este desvalijamiento oficial privatizador se disfraza de una modernidad que hará ricos a todos, pero a todos los que han adquirido bajo este tipo de robo.
        Así que es el mismo sistema. Es idéntica forma de organización. Ambos tipos de gobiernos son deshonesto, pillos, pues desde el poder provocan realidades a su antojo, sin importarles para nada el bien, el desarrollo de la sociedad y sus integrantes.
        Al falsificar los hechos económicos y los políticos provocan empobrecimiento generalizado, caída brutal de los niveles de vida, alta inflación, corrupción vertiginosa, y violencia criminal.
        Esa política insensata de actuar a capricho, al margen de los hechos, pero sobre todo sin tomar en consideración a los seres humanos, es brutal, y a la larga genera violencia.
        En un sistema así, no importa que sea de izquierda o de derecha, nunca habrá transparencia ni honradez, y se va corroyendo la conducta ética. La gente deja de creer.
        Ahogados en ismos pletóricos de maldades, todos los pueblos de planeta deben obtener un auténtico humanismo.