Numerando el día se indica que es el
día 12 del mes y año que transcurren. Numerando el mes de diciembre le
corresponde el 12, como el décimo segundo mes del año en curso. Y este año,
numerado, es el 12 de este siglo XXI en que vivimos.
Podríamos llamarle cabalístico al
día de mañana, por la coincidencia del mismo número para designar el día, el
mes y el año, con todas las consecuencias de superstición que esto pueda traer
consigo.
En realidad, será el último caso de
este tipo que se presente en este siglo. Ya tuvimos el 1 del 1 del 1; el 2 del
2 del 2; el 3 del 3 del 3; el 4 del 4 del 4; el 5 del 5 del 5; el 6 del 6 del
6; el 7 del 7 del 7; el 8 del 8 del 8; el 9 del 9 del 9; el 10 del 10 del 10;
el 11 del 11 del 11; y, mañana, tendremos el 12 del 12 del 12.
Para el próximo año 2013, tendremos
día 13, pero no mes 13. Así que este espectáculo numérico de nuestro calendario
será el último del siglo. ¡Aprovechémoslo!, si tenemos capacidad de
aprovechamiento. ¡Gocémoslo!, si tenemos capacidad para gozar las cosas simples
de la vida.
Sin embargo, este tipo de
concomitancias jamás deben servir para promover la superstición ni la
ignorancia ni la magia ni la hechicería ni el ocultismo ni el sortilegio, ya
que todo ello conduce irremisiblemente a formas de explotación del hombre por
el hombre.
Ya Francisco Bacon, en el 1620, en
su Novum Organon, nos explicó que
"en los más profundo de la naturaleza humana está la superstición, lo que
mueve a la opinión del vulgo, afectándole su comprensión sana".
Así que esos juegos numéricos
debemos usarlos como divertimientos o, mejor aún, para hacer gimnasia de
inteligencia, para producir literatura, o para obtener nuevos conocimientos.
Eso me hace recordar un discurso que
ante el Congreso de los Estados Unidos de América pronunciara George Washington
el 8 de enero de 1790: "Nada puede merecer más nuestro patrocinio que la
promoción de la ciencia y la literatura. El conocimiento es en todos los países
la base más segura para superar las supersticiones, y para lograr la felicidad
pública".
Por cierto que en este mes de
diciembre también se soltarán, muy pronto, quienes utilizando el anuncio del
fin del mundo que supuestamente formularon los mayas precolombinos, tratarán de
sacar económicamente provecho de los ingenuos.
Sin que olvidemos el próximo 28 de
diciembre, Día de los Santos Inocentes, fecha que tiene su propio mecanismo:
pedir algo ajeno para lograr su propiedad, so pretexto de que quien lo preste
será una ingenua palomita.