miércoles, 16 de diciembre de 2009

ESENCIAS DE LA DEMOCRACIA

Algo para Meditar
ESENCIAS DE LA DEMOCRACIA

Todas las cosas de, y para, la vida humana tienen sus pros, y tienen sus contras. No hay nada que tenga exclusivamente pros; no existe nada que contenga sólo contras. Es cierto, hay cosas que tienen, en relación a algo, más pros que contras; como es verdad que existen cosas que, en vínculo con algo, contienen más contras que pros. Así, los pros y los contras siempre son relativos a una perspectiva.
En materia política, por ejemplo, para el ejercicio del poder, los grupos humanos de ciertas épocas y lugares se han organizado para que haya un solo mando; empero, en otros sitios y en otros tiempos los grupos humanos han montado en su organización varios epicentros de poder, y por ende han generado diferentes mandos.
En un solo mando se concentra el poder político; con varios mandos se divide este poder e, incluso, se puede pulverizar en tantos pedacitos que termina por no poder, desnaturalizando su propia esencia.
En este aspecto la gente suele equivocarse, pensando de manera mecánica que un solo mando configura un totalitarismo, una dictadura; y, también, es proclive a cometer el error de juzgar que toda pluralidad y división de mandos es democracia. Se incurre en esta falsa percepción por pensar únicamente en las formas de organización socio política, olvidándose totalmente de los contenidos, de los fines y de los logros.
Un solo mando que se propone como fin, y lo logra, mejorar la calidad de vida de toda la población que gobierna, es más democrático que miles de mandos que se proponen en el fondo explotar a la población, o que proponiéndose hacerla feliz, la conducen a un subdesarrollo atroz.
Obvio que lo óptimo sería sumar las formas con los contenidos, las causas con los efectos, los propósitos con los logros, en beneficio siempre de la mayoría, por la mayoría, para la mayoría, para parodiar a Lincoln, pero la realidad difícilmente nos ofrece situaciones óptimas.
Sobre el esquema teórico anterior, pero generado por la observación de la práctica que se ha dado en diversos sitios y tiempos en el planeta Tierra, debemos rediseñar nuestro sistema mexicano, en cuanto este aspecto de la concentración del poder en uno, en unos, o en todos, y de sus efectos, en cuanto sirva todo ese poder para uno, para varios o para todos. Tal es el reto.
Vale más, a todas luces, como lo he indicado, la democracia por los beneficios sociales logrados para el desarrollo de todos los humanos, que la democracia por quién y/o quiénes ejercen el poder. Más valen los resultados y los efectos que el quién y/o quiénes concentran el poder; empero, ambos aspectos deben corresponder armónicamente a una sociedad desarrollada en humanismo y en técnica.
Otra cosa al respecto, es más fácil que las naciones pasen a esta forma superior de organización, en donde se sumen la causa y el efecto democrático, iniciando con una concentración del poder que beneficie y desarrolle a todos, que comenzando con una organización en donde todos decidan, pero resuelvan mal, y a favor de uno y/o de algunos cuantos.