LOGOS
Trump
perdió la presidencia
AMLO
DESTRUYE A LA CLASE MEDIA
La Revolución Mexicana de 1910 en sus
etapas creativas (posteriores a su violento belicismo) creó y desarrolló a su
clase media.
En la historia universal encontramos los
gérmenes de la clase media, en el inicio del Renacimiento, en el siglo XVI.
No fue fácil configurar a esa clase, para
todos los fenómenos de la vida humana.
Resultó difícil instituir familias con acceso
al poder económico, político, social, cultural, religioso, educativo, en
cantidad y calidad suficiente para conformar un práctico y útil colchón entre la
clase multimillonaria y la clase pobre, para que éstas no chocaran
demoledoramente entre ellas, pero, también, para que sirviera de conducto y
enlace para la movilidad socioeconómica constante en el espacio de estos tres
niveles.
El estado y el gobierno de nuestro país (del
año 1917 al año 2018, con sus defectos y virtudes) lograron que la clase media mexicana
tuviera, a su vez, tres grados: media baja, media, y media alta.
Y muchas cosas más se lograron con la
revolución institucionalizada del siglo XX; por ejemplo, se obtuvo gran
movilidad socioeconómica.
En lo que hoy es México (de los siglos del
XVI al XIX y en las dos primeras décadas del siglo XX), por lo general, quien
nacía pobre moría pobre; quien nacía ignorante moría ignorante; quien nacía de
baja casta moría en la baja casta; quien nacía sin poder político moría sin
poder político.
Pero después de la Constitución de 1917,
y su desarrollo legal e institucional, se forjó esa sana movilidad que hoy
gozamos, por la cual los que ahora tienen el poder político, antes no lo habían
tenido como ahora; y quienes tuvieron antes el poder político, ahora ya no lo
tienen; quienes fueron ricos, ahora pueden ser pobres; y, quienes fueron pobres,
ahora pueden ser ricos, y esta dialéctica tiene en movimiento a todos los
estratos sociales del país.
A su vez, la educación opera como un
extraordinario factor que promueve esa movilidad, tan necesaria y productiva.
Por eso, todo mexicano necesita tener
acceso a la educación y a su desarrollo cultural; éste es un extraordinario
derecho humano garantido por nuestra Carta Magna.
La clase media mexicana mayoritariamente
se configuró a través de la educación y la cultura: contadores, médicos,
ingenieros, veterinarios, abogados, comerciantes, banqueros, empresarios,
historiadores, físicos, químicos, matemáticos, escritores, arquitectos,
odontólogos, enfermeras, artistas, profesores, industriales, agricultores,
periodistas, e individuos de muchas otras ramas profesionales, o personas con
actividades diversas que logran ingresos suficientes para agrandar, junto con
su familia, a esta clase media.
Hoy, para mal, desde el año 2019 y lo
que va del año 2020 han venido adelgazando a la clase medida de México de
manera acelerada y temeraria.
Las causas de esa agresión a la clase media
mexicana han sido las equívocas políticas de salud, economía, seguridad pública
y educación del presidente Andrés Manuel López Obrador.
“Primero los pobres” ha dicho; y como
frase retórica no se oye mal, pero en la realidad, ha producido más pobres y
más pobreza.
Y en materia de salud, seguridad pública
y educación ha sido la política de AMLO un trágico desastre.
Observemos nuestra economía.
Estamos produciendo menos, a grado de
que el propio AMLO (para que el gobierno subsista) se ha dedicado a vender todo
lo que puede, sobre todo los bienes que para bien o para mal generaron anteriores
administraciones: aviones, automóviles, joyas, ropa interior, inmuebles, y
hasta la patria intentó venderla al presidente Trump, quien, por cierto, acaba
de perder el voto para reelegirse.
Obvio, nuestro presidente AMLO se
resiste a reconocer el triunfo de Biden, so pretexto de no intervenir en las
elecciones estadunidenses, pero no protestó ni dijo nada, cuando Trump en su
campaña usaba las fotos y videos de AMLO como parte de su propaganda; y, para
colmo, Andrés Manuel se suelta lanzando elogios a Trump, ya concluida la
campaña, mientras senadores, diputados, partidos políticos, y más de 10
gobernadores mexicanos felicitan a Biden.
Pero lo más atroz para la equívoca
actitud del presidente López Obrador, es que casi los 130 millones de mexicanos
descalificamos a Trump por habernos agraviado de palabra y de acto. Nos ha
dicho “asesinos, violadores, drogadictos, estúpidos”; y ante tamaño patán
soberbio, la mayoría de los mexicanos hemos sido dignos, sólo nuestro
presidente sigue siendo su siervo.
En fin, AMLO ha provocado graves
problemas económicos; incluso a los estados y a sus gobernadores, víctimas de
un viejo pacto fiscal leonino, aplicado con odio por el presidente López
Obrador, quien sólo les responde con la frase de un cómico: “No hay, no hay, no
hay”.
Y en efecto, no hay, ni trabajo
inteligente, ni honradez ni vergüenza.
Trump
dividió a sus gobernados, y la mayoría de los estadunidenses lo echan de la
presidencia, con su voto a favor de Biden.
En México, la atacada clase media
mexicana, o lo que quede de ella, votará en contra de su victimario Andrés Manuel
López Obrador.