LOGOS
Trump
y AMLO
COHABITAN
EN CAMA ELECTORAL
El presidente mexicano Andrés Manuel
López Obrador y el presidente estadunidense Donald Trump tienen ciertas
semejanzas de carácter político.
Ambos aplican la visión autocrática,
siendo ellos los que dicen, piensan y hacen, añoran el poder absoluto.
Trump y AMLO son naturales concentradores
del poder; la fuerza centrípeta impera en todo lo que manejan. Cada uno es el
eje de su mundo, y tienen asido a todo lo que circula en derredor de ellos.
Los dos buscan llamar la atención a
cualquier precio, con actitudes, refranes, burlas o gansadas.
Andrés Manuel y Donald suelen utilizar a
sus lacayos íntimos para hacer trabajo sucio, y cuando éstos son sorprendidos
en flagrancia, se deslindan traicioneramente de ellos para evitar
responsabilidades, sin decir ni pío.
Los dos presidentes carecen de
autocrítica. Ante un error o un mal en su gobierno, nunca lo reconocen como
suyo y, de inmediato, señalan a sus antecesores como los responsables de lo
peor.
Tienden a que todos dependan de ellos.
Si hay que dar dinero, recursos, cargos, apoyos, pensiones, becas, sólo López
Obrador, sólo Trump, son los únicos autorizados para ser, y hacerla de
generosos.
Esos ejecutivos federales gustan de sorprender
a sus gobernados con ocurrencias impredecibles. Expertos en caricaturizar, a
sus rivales, son ofensivos. Trump dice de Nancy Pelosi: “es una pata negra, más
bruja y hosca que Hillary”, mientras AMLO barbotó: “Felipe Calderón es el
comandante Borolas”.
En cambio, ambos presidentes, son
cariñosísimos con sus siervos. Donald exalta a AMLO: “maravilloso presidente,
inteligentísimo, ha puesto a 27 mil soldados a cuidar nuestra frontera”; en
tanto Andrés Manuel enaltece a otro López… Gatell: “capaz, talentoso, uno de
los tres mejores epidemiólogos del mundo”, aunque más 200 mil muertos mexicanos
por covid (cifra según datos internacionales) reclamen, desde su tumba, ser
víctimas de la pésima política de salud del presidente mexicano López Obrador. Los
muertos que vos matasteis gozaron de mala salud.
AMLO y Trump sólo a los débiles les dan
poder, para remarcar que son de su hechura, y les sean fieles ciegamente.
Ambos presidentes ansían en sus manos
todos los recursos económicos, sean los billones del presupuesto, o los
millones montados en fideicomisos; y donde hallan dinero usan su aspiradora desesperadamente,
para que no quede ni un dólar y ningún peso sin el destino que ellos le
impongan.
TRUMP y AMLO juegan con las necesidades
de los pobres para convertirlos en gente incondicional; buscan, sobre todo, obtener
su voto.
Donald y Andrés Manuel no planifican,
jamás, para resolver los graves problemas que enfrenta su respectivo país. Manejan
todo por corazonadas, sin lograr eficacia en las soluciones.
López Obrador y Trump saborean presumir
sus reales y/o supuestos logros, auto elogiándose sin ningún recato.
Sus propósitos están hechos con las
fantasías de la gente humilde, y ambos presidentes no han sido diestros para
crearles sólidos y reales sustentos.
Donald y Andrés Manuel son astutos en el
montaje de espectáculos imponentes, para hacer y exhibir su popularidad.
Ambos son soberbios, y su ocasional
disfraz de humildad los muestra grotescos.
Esos dos presidentes, cuando encuentran
defectos en las instituciones, las destruyen, en lugar de sanarlas; todo bajo
el tosco dicho de que “muerto el perro se acabó la rabia”.
Aseveran decir la verdad, para encubrir
sus engaños; aseguran ser honrados, pero su deshonestidad la tapan con formas
novedosas; traicionan cuando les es benéfico; han dividido a la población de
sus respectivos países; son sembradores de desorden; en el fondo no creen más
que en sí mismos; son politiqueros a morir; gozan, en su interior, desintegrando
a su nación; y, Trump y AMLO se están auxiliando para sobrevivir como
presidentes.
Al cohabitar AMLO y Trump, en la misma
cama electoral, tendrán similar destino.