lunes, 23 de noviembre de 2020

 LOGOS

Trump y AMLO vs 100 fuegos

ALTO; MEDIA VUELTA, YA

        Observo a Donald Trump como mala persona. Lo considero un producto, y un generador, de lo peor que Estados Unidos de América tiene como población en la actualidad.

        Una de sus recientes infamias fue disponer (a la chita callando) la aprehensión del ex secretario de la Defensa Nacional de México, Salvador Cienfuegos Zepeda, en oculta táctica, entre otras, para elevar sus posibilidades de reelección.

        La captura del general fue el 15 de octubre del 2020 en Disneylandia de EU; la elección presidencial en aquel país fue el 3 de noviembre del 2020. El propósito de ese acto de autoridad fue cimbrar en favor de Trump a los electores, en ese lapso de 18 días.

        Supongo, por simple lógica, que Trump le avisó de ello (con la secrecía diplomática personalísima correspondiente) a su gran amigo y colaboracionista, al presidente Andrés Manuel López Obrador, haciéndole ver una conveniencia mutua.

        Acaso, AMLO valoró, en principio, que a él le vendría “como anillo al dedo” ese prendimiento; frase que Andrés Manuel usa, siempre, desatinadamente.

        Su inclinación al escándalo exhibiendo la corrupción de sus inmediatos antecesores requería de más descubrimientos y/o invenciones, de casos de mayor podredumbre de ex funcionarios del más alto nivel cuando ejercieron poder.

        La detención del general, y su destinado proceso, auxiliaba a los dos autócratas electoralmente, al de aquí, y al de allende nuestra frontera norte.

        No se nos olvide que se rumoraba, cierto o no, que la influencia en el ejército de Cienfuegos se acrecentaba, y que el sentimiento externado por el general retirado Carlos Demetrio Gaytán Ochoa se agudizaba: “Nos preocupa el México de hoy. Nos sentimos agraviados como mexicanos, y ofendidos como soldados”.

        Pero en ese perverso juego, a los dos presidentes se les hizo bolas el engrudo.

        Donald (el que nunca pierde y odia a los perdedores) quedó vencido por Biden; y su reelección, asegura el arrollado en tono de amenaza, la reprogramará para el 2024.

        Así que sabedor de su derrota, con todo y sus sucias argucias electoreras, decidió regresar al general Cienfuegos a México, puesto que ya no le era útil; claro, previo aviso a su coparticipe.

        La ineptitud y la perfidia no logran disfrazarse de buena diplomacia.

        De esa forma, todo autócrata retoza irresponsablemente con la vida de las personas.

        Mientras en nuestro país, a nuestro autócrata, casi simultáneamente el tiro le salió por la culata.

        La primera reacción de AMLO frente al caso Cienfuegos fue ponerlo como ejemplo de la monstruosa corrupción que le habían entregado las administraciones conservadoras y neoliberales anteriores, prometiendo de inmediato una investigación exhaustiva en contra de los mandos superiores de las fuerzas armadas implicadas en el caso del exsecretario.

        Dejando de lado el que las fuerzas armadas, a las que quería desaparecer hace dos años el presidente López Obrador, las empezó a registrar como las mejores instituciones que podían ayudar en sus proyectos. Y ellas le respondieron pertinentemente.

        Sin embargo, con esa aprehensión del general Cienfuegos se sintieron agredidas nuestras fuerzas armadas, y volvieron a manifestar su sentir, logrando la recapacitación del presidente.

        En la disciplina militar se sintetiza: “alto; media vuelta, ya”. Y el civil, jefe nato, acató la orden.

        Algún día se sabrán los detalles de esa verdad.

        Por ahora, lo único que debemos solicitarle, con todo respeto y de nueva cuenta, al presidente AMLO, es responsabilidad, sensatez, rodearse de gente inteligente como lo hizo el presidente Juárez.

        ¡Ah!, otra cosa, le sugiero atentamente al presidente que, por las mañanas, cuando despierte, todos los días de su vida, piense en que no debe hacerle mal a nadie, ni siquiera a sus supuestos enemigos, los conservadores y neoliberales, con quienes tampoco comulga, quien esto escribe.

        Pues para ser eficaz, y mejorar la existencia de todo mexicano, la vía es otra.