LOGOS
¿Y… nuestra pascua?
CUARTA
TRANSFORMACIÓN DE BOLSILLO
El término "pascua", en hebreo,
griego o latín, significa paso, logro, salto, de acción tan positiva que nos
excita a los seres humanos a estar festivos.
En nuestro calendario 2019, el 22 de
abril es lunes de pascua, y esta festividad contagia al resto de los días de
esa semana.
La raíz más profunda de esa pascua
proviene de la religión hebrea, de su Antiguo Testamento, libro Éxodo, en donde
se le llama "Institución de la Pascua" para celebrar la libertad de
los hijos de Israel de su esclavitud en Egipto, la que duró "430
años"; migrando a tierra prometida "en número de unos 600 mil hombres
de a pié, sin contar los niños", según ese maravilloso texto.
Otra de sus raíces proviene del Nuevo
Testamento, formado por cuatro evangelios, o biografías de Jesucristo añadidas
a la Biblia hebrea por parte del imperio romano al instituir el cristianismo
(en el primer Concilio de Nicea, año 325 de nuestra Era), oficializando el
nacimiento y la muerte del hijo de dios, y su resurrección a tres días de
fallecido, con los testimonios de María, María Magdalena, y de algunos
apóstoles, según los autores de esos gratos y repetitivos textos: Mateo, Lucas,
Marcos y Juan.
Cada país inserto en la cultura
occidental, al paso de los siglos, ha venido aportando a esas pascuas (en
desarrollo de sus valores y necesidades) gustos y costumbres diversas.
No hay duda que, con todo y los añadidos
culturales postreros a sus orígenes, las pascuas siguen teniendo una naturaleza
religiosa; sin embargo, con respeto para esas tradiciones, cada nación,
sociedad e individuo, tienen sus propias pascuas.
Así que cada quien sus pascuas; o sea, su
paso, logro, conquista o su salto, de acción tan positiva que nos conmueva a
una alegría divertida y donosa.
Por ejemplo, en el fenómeno histórico de
México, país que nace a su vida independiente, como tal, el 27 de septiembre
del 1821, sus decisivos logros, sus conquistas importantes, sus destacados
pasos, registrados en vivencias sociales y textos aceptados por mayoría y por
gente profesional, se sintetizan en tres etapas: independencia, reforma, y
revolución.
Las tres han sido brutales, violentas y feroces
en su inicio de destrucción y lucha por el mando. Una vez logrado el poder por
los insurgentes, liberales y revolucionarios, respectivos a cada lapso
histórico, se estabilizan institucionalizando sus ideales, y en cada caso
nuestras pascuas se celebran.
Ahora, desde julio 2018 y lo que va del
2019, con las ambiciones históricas del Presidente Andrés Manuel López Obrador,
sin Plan de Desarrollo Nacional todavía, asevera AMLO que entramos a la cuarta
etapa, y le denomina cuarta transformación, la que hasta el momento sólo ha
sido de bolsillo, ocurrente e irrelevante, y todos los días en su conferencia,
se elogia a sí mismo, haciendo su propia pascua, con miras de hacer pazguatos.
Pero a la mayoría de los mexicanos no nos
engaña nadie.