lunes, 22 de abril de 2019


LOGOS
Superior a la Constitución
LO QUE DIGA MI DEDITO
       El presidente Andrés Manuel López Obrador impuso la moda de gobernar al país a punta de escándalos constantes.
       Gusta de provocar alboroto para ser la nota principal de todos los medios, no importa el daño que cause.
       No se le da a AMLO la discreción; le bulle la glotonería por los jaleos y, así, no podrá nunca ser coagulante de la unidad nacional, tan urgente en este tiempo de acechanzas extranjeras.
       Éste será un sexenio perdido para rubros importantes, pero no será aburrido.
       Además, el presidente AMLO tuitea. Los actos de autoridad importantes no se denotan en la carta magna, leyes, reglamentos, decretos, acuerdos y órdenes, sino a través del tuiter, o de un simple memorándum, aunque éstos contengan asuntos oficiales del ejecutivo federal, y configuren actos unilaterales, imperativos y coercitivos.
       Todo documento que firma el presidente (con el contenido del memorándum inolvidable de semana santa 2019) debe ser firmado también por los secretarios del ramo que corresponda, ya que "sin este requisito no serán obedecidos", así lo ordena el artículo 92 de la constitución federal.
       Miente AMLO al asegurar que en ese memo sólo se tratan problemas internos, pues contiene asuntos graves de efectos externos.
       Un día sí, y otro también, el presidente AMLO muestra ignorancia, la que se observa claramente por la personal destreza que ejerce para exhibirla.
       O no tiene colaboradores capaces que le expliquen con honradez valiente; o AMLO en su soberbia dice y hace como si lo supiera todo. En ambos casos se afecta a México.
       Con desgaire, el audaz AMLO lanza otro mensaje cibernético: "Callaron como momias cuando saqueaban y pisoteaban los derechos humanos y ahora gritan como pregoneros que es inconstitucional hacer justicia y desterrar la corrupción. No cabe duda que la única doctrina de los conservadores es la hipocresía. Son como sepulcros blanqueados".
       Esa colérica e ilógica respuesta ni explica ni justifica su ineptitud ni su marimorena táctica. Sus errores dañosos y objetivos están ahí, como siguen ahí los vicios y equívocos de sus antecesores; nada más que éstos nos los presumían tan sosamente, sino los ocultaban.
       También AMLO se enzarzó con un absurdo y azaroso mensajito: "La ley es para las mujeres y para los hombres, no los hombres y las mujeres para la ley. La justicia está por encima de todo: si hay que optar por la ley y la justicia, no lo piensen mucho, decidan a favor de la justicia".
       AMLO se enzarza entre la ley, mujeres, hombres y justicia.
       La ley siempre es general, impersonal y abstracta; la aprueban seres humanos, para orientar sus conductas con hipótesis y consecuencias jurídicas.
       La justicia, como valor jurídico abstracto y orientador, debe concretarse necesariamente en la ley; pero jamás puede ser lo que diga el dedito de AMLO, exhortando no hacer caso a la Constitución, sino únicamente a su imprecisa justicia.