lunes, 22 de enero de 2018

LOGOS
Candidatos sin caretas
¿HABRÁ ALGUNO HONESTO?
       Nadie es dueño de la verdad, y todos podemos equivocarnos. Si somos sensatos, debemos agradecer a quien nos pruebe que no estamos en lo cierto.
       El precandidato Ricardo Anaya, a mi parecer, realmente cuenteó a sus oyentes al narrar un viejísimo chiste, aplicándoselo a uno de sus adversarios: “Érase una vez un priista”, para plantear como conclusión que los del PRI son mentirosos y corruptos.
       En mi experiencia personal he conocido panistas, perredistas, morenistas, y de todos los demás partidos políticos, tan corruptos y mentirosos, como los hay en el Partido Revolucionario Institucional.
       Pero en honor a la verdad (pues siento que me asiste en este caso) he observado a militantes del PRI, de MORENA, del PRD, del PAN y del resto de los partidos políticos, que viven con excelentes márgenes de honradez y sinceridad.
       Así que respecto a estos valores, referidos para calificar conductas humanas, todo juicio universal afirmativo o universal negativo, por su naturaleza de absoluto, resulta falso.
       Incluso, es embuste sofístico afirmar que todos los políticos son deshonestos, y engañadores; pues conozco excepciones muy honrosas; y, en todas las actividades hay de todo. Ni todo político es así, ni el resto de la sociedad se salva de esos males que genera la pésima forma de organización social.
       Sin embargo, el problema de la falsedad en la política, sin ser menor que en otros trabajos, tiene su propia naturaleza, lo que nos conduce a provocar y a padecer las ilusorias promesas de los políticos en campaña, que no se cumplen después, provocando malestar y desencanto.
       Porque en un sistema perverso, como en el que vivimos, a fuer de ser francos, la mayoría de los electores difícilmente votaría por el candidato a la presidencia de México que hablara con la verdad.
       Nos tendría que expresar que, él, ni es dios ni superhombre para resolvernos nuestros problemas; que los únicos que podemos solucionar las graves dificultades que padecemos somos nosotros mismos, con preparación ética, cívica y técnica, a base de honorable y duro trabajo organizado socialmente, de mucho sudor, lágrimas y hasta sangre, y no votando por ladrones ni flojos ni incapaces ni mentirosos.
       Y eso, más lo que implica, lo haría perder la elección, ante los poderosos dueños de las elecciones, y frente a una masa tocada por la corrupción.
       Además de que, tendría que llamar a la mayoría de los mexicanos para que, todos unidos y trabajando eficaz, digna y decentemente, no permitiéramos ninguna explotación de nadie.
       En un sistema capitalista, como el nuestro, nos bloquearían económicamente y, acaso, nos impondrían la guerra, todo para defender sus enormes intereses.
       Para prevenirnos de eso, podemos y debemos hacer muchas cosas, entre otras, actuar con inteligencia, dignidad, y eficacia, con un presidente que sea líder honesto, patriota de sentido humano, trabajador y bizarro.
       En esta campaña 2018, ¿habrá alguno así?