LOGOS
Violencia y tranquilidad
NO PUEDEN HACER PAREJA
Arely
Gómez González, procuradora General de la República, expresó desde Guadalajara “que
debe evitarse que la violencia arrebate a las personas su tranquilidad y que el
miedo condicione a la justicia”. Al menos eso fue lo que los medios masivos de
comunicación informaron.
Lo
primero que la procuración de la justicia debe evitar es la violencia, ya que
no sería aceptable y, acaso, ni posible, que se deja a la violencia tal como
está en el país, y que exclusivamente se evite el que dicha brutalidad nos
arrebate, a los gobernados, nuestra tranquilidad.
Entre
el derecho y la vida, la tranquilidad y la violencia no pueden hacer pareja, y
esto lo sabe el más limitado de los pasantes que esté haciendo su servicio en
alguna agencia del ministerio público.
Por
otra parte, “que el miedo condicione a la justicia” no debe ser aceptado jamás,
y en esto acierta la ciudadana procuradora, siempre y cuando tampoco se permita,
por parte de los órganos encargados de la procuración de justicia y de los
organismos jurisdiccionales, que la justicia emanada de ellos no vaya a
condicionar o a provocar miedo y pavor en los justiciables.
Cuando
un miembro de las fuerzas armadas, o un elemento de la procuración de la
justicia, o un integrante del Poder Judicial, es afectado por criminales nos
agravia a toda la sociedad, y nos inquieta que quienes tienen como atribución
el protegernos sufran por ello. Y en este caso, a más de agradecerles, les
debemos brindar nuestro apoyo y estímulo para que no tengan miedo y para que
jamás claudiquen.
Pero
también, a ellos mismos, les pedimos que nunca siembren el miedo en la
población, porque así jamás auxiliarán a la justicia y, en cambio, sí motivarán
que ésta sea vista como generadora de temor, y no de confianza.
Tengo
para mí, al margen de las encuestas que el INEGI ha hecho al respecto, que la
sociedad mexicana cree más en el poder judicial que en las procuradurías y en
los órganos policiacos.
Y obvio
que esa misma población tiene mayor simpatía por los ministerios públicos que
por los policías.
Como
también observo que los justiciables esperan mejores resolutivos del Poder
Judicial de la Federación que de los poderes judiciales de las entidades
federativas.
Nada
hay perfecto; todo es perfectible. Esto vale más en seguridad pública,
procuración de justicia y en los órganos jurisdiccionales. Empero, en México, merece
mayor aceptación social el poder judicial que el legislativo y el ejecutivo,
tanto estatal como federalmente.
Y mucho
debe llamar nuestra atención que el INEGI, según notas en medios masivos, dé a
conocer que "el 69% por ciento de los mexicanos no confía en la Suprema
Corte de Justicia de la Nación", pero sin precisarnos el método y los
términos de su encuesta.
De ser
cierto lo anterior, andaríamos en focos rojos en todo lo de gobernabilidad. Por
bien de todos, restablezcamos, honesta y eficazmente, la credibilidad mutua.