LOGOS
Hillary y Trump
EL DÍA DEL PELIGRO
La ciudadanía estadunidense, a través de
su complejo procedimiento electoral, decidirá el martes 8 de noviembre del 2016
al XLV Presidente de los Estados Unidos de América.
Aunque formalmente los candidatos son
seis, dos de ellos son los que tienen la posibilidad de triunfar: la demócrata
Hillary Clinton y el republicano Donald Trump.
Por obvias razones, entre otras el odio
manifiesto de Trump a México y a los mexicanos, nuestra simpatía va dirigida a
Hillary; y acontece lo mismo en la mayoría de los países del orbe, pues mundialmente
la inclinación es a favor de la señora Clinton, ante la repulsiva y peligrosa
actitud grosera del millonario Donald, su impericia, y su derechismo fascista.
Pero ése es el sentir internacional.
Distinta apreciación tiene la mayoría ciudadana de los Estados Unidos de
América, quien no estando satisfecha con los prospectos, con razón o sin ella,
no votarán, unos, y otros tendrán que decidir por el menos malo, según
intereses y convicciones.
Lo bueno de Trump es su presumida
franqueza y su enérgico carácter, lo malo es que está alocado, majadero, sin
experiencia política, y lleno de odio en las 24 horas de su día; ni siquiera se
siente político, actúa como un empresario, tiene tirria por la política, y
gusta de la ganancia a como dé lugar. Burdo y grosero, por una buena lana,
vendería el poder atómico de su país.
Lo bueno de Hillary es su preparación
política y experiencia en el poder, lo malo es que, como parte de esa familia
Clinton, está por cuarta vez en contienda para la presidencia de los EU, es de
izquierda según el criterio conservador gringo, de conducta ética relajada, y
corrupta, sin habérsele probado plenamente.
Agustín Carstens, gobernador del Banco
de México, agringado y cuidadoso, se ha visto obligado a declarar: “Trump como
presidente sería un huracán de bastante intensidad, en particular si cumple con
lo que ha venido mencionando… México estaría en mejor terreno si Hillary
resultara victoriosa”. Y correlacionó a Trump con la cotización del peso, el
que a su decir “está subvaluado al no reflejar los fundamentos sólidos de
nuestra economía”.
Carstens puede estar equivocado. El
pueblo mexicano asegura que perro que ladra no muerde, que en EU no se hace lo
que dice el presidente, porque está acotado por poderes económicos y políticos
vigorosos que cuidan de sus intereses.
Nadie nos puede garantizar que en
terreno de Hillary nos vaya mejor, cuando lo bueno para nosotros debe depender
de la capacidad organizada de los mexicanos y no de Hillary. Y la devaluación
del peso es más culpa del gobierno mexicano que de Trump.
La verdad, a la vista de todos, es el
poderío de EU; y de esas dimensiones es la importancia del resultado electoral
para elegir Presidente de los Estados Unidos de América.
En poco más de un
mes será la elección presidencial estadunidense y, a cómo andan las cosas, el
día del peligro para todos, incluido EU.