jueves, 6 de octubre de 2016

LOGOS
Hillary y Trump
EL DÍA DEL PELIGRO
        La ciudadanía estadunidense, a través de su complejo procedimiento electoral, decidirá el martes 8 de noviembre del 2016 al XLV Presidente de los Estados Unidos de América.
        Aunque formalmente los candidatos son seis, dos de ellos son los que tienen la posibilidad de triunfar: la demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump.
        Por obvias razones, entre otras el odio manifiesto de Trump a México y a los mexicanos, nuestra simpatía va dirigida a Hillary; y acontece lo mismo en la mayoría de los países del orbe, pues mundialmente la inclinación es a favor de la señora Clinton, ante la repulsiva y peligrosa actitud grosera del millonario Donald, su impericia, y su derechismo fascista.
        Pero ése es el sentir internacional. Distinta apreciación tiene la mayoría ciudadana de los Estados Unidos de América, quien no estando satisfecha con los prospectos, con razón o sin ella, no votarán, unos, y otros tendrán que decidir por el menos malo, según intereses y convicciones.
        Lo bueno de Trump es su presumida franqueza y su enérgico carácter, lo malo es que está alocado, majadero, sin experiencia política, y lleno de odio en las 24 horas de su día; ni siquiera se siente político, actúa como un empresario, tiene tirria por la política, y gusta de la ganancia a como dé lugar. Burdo y grosero, por una buena lana, vendería el poder atómico de su país.
        Lo bueno de Hillary es su preparación política y experiencia en el poder, lo malo es que, como parte de esa familia Clinton, está por cuarta vez en contienda para la presidencia de los EU, es de izquierda según el criterio conservador gringo, de conducta ética relajada, y corrupta, sin habérsele probado plenamente.
        Agustín Carstens, gobernador del Banco de México, agringado y cuidadoso, se ha visto obligado a declarar: “Trump como presidente sería un huracán de bastante intensidad, en particular si cumple con lo que ha venido mencionando… México estaría en mejor terreno si Hillary resultara victoriosa”. Y correlacionó a Trump con la cotización del peso, el que a su decir “está subvaluado al no reflejar los fundamentos sólidos de nuestra economía”.
        Carstens puede estar equivocado. El pueblo mexicano asegura que perro que ladra no muerde, que en EU no se hace lo que dice el presidente, porque está acotado por poderes económicos y políticos vigorosos que cuidan de sus intereses.
        Nadie nos puede garantizar que en terreno de Hillary nos vaya mejor, cuando lo bueno para nosotros debe depender de la capacidad organizada de los mexicanos y no de Hillary. Y la devaluación del peso es más culpa del gobierno mexicano que de Trump.
        La verdad, a la vista de todos, es el poderío de EU; y de esas dimensiones es la importancia del resultado electoral para elegir Presidente de los Estados Unidos de América.
        En poco más de un mes será la elección presidencial estadunidense y, a cómo andan las cosas, el día del peligro para todos, incluido EU.