lunes, 26 de septiembre de 2016

LOGOS
Ceguera del entendimiento
TIEMPO DE ABRIR LOS OJOS
        "Mi aspiración y trabajo tiene como objetivo elevar la calidad de vida y el bienestar de los mexicanos", expresó con énfasis, hace días, el Presidente Enrique Peña Nieto.
        Lo afirmado por el ejecutivo federal sólo reitera su propósito en el ejercicio del más significativo cargo público en nuestro país; y siendo ése su más elevado anhelo, el resultado de sus trabajos es por completo opuesto a su objetivo. Daré ejemplos.
        El que la economía mexicana esté descontrolada, y cuesta abajo, no eleva para nada la calidad de vida y el bienestar de los mexicanos.
        Tampoco la sangrienta y desbocada inseguridad que  padecemos, en todo el país, sube la prosperidad de nuestro pueblo.
        Nuestros trastornos nacionales, que son muchos y están a la vista de todos, no pueden proporcionarnos esa calificada felicidad que como meta se fija la intención presidencial.
        Porque resulta que tanto la economía como la seguridad, la educación como la política, igual que todos los demás fenómenos sociales de nuestro México, han sido sectores en donde se han aplicado actos de autoridad del gobierno mexicano con ese sanísimo y bien intencionado propósito del Presidente Peña; y, en todos ellos, los efectos han sido diametralmente distintos al objetivo buscado.
        ¿Por qué?, ¿por qué si el firme deseo presidencial ha sido generar el bien a los mexicanos, el efecto está produciendo males al país?
        La caída del peso mexicano frente al dólar estadunidense no puede ser para bien de los mexicanos, más cuando ello de inmediato provocó aumento en los precio de los alimentos, colegiaturas, transportes, y en todos los bienes y servicios que estarán más distantes de un pueblo desempleado o con salarios de hambre.
        La inflación, la recesión, la devaluación, la deflación, todos los males económicos nos están cayendo de a montón y al mismo tiempo y, con eso encima, el Presidente Peña Nieto nos espeta, encubiertamente, la responsabilidad de esas dolencias: "... con frecuencia se olvida que la construcción de México no es una tarea de un solo hombre. Tampoco se reduce a los esfuerzos de un gobierno sexenal. A México lo construyen todos sus ciudadanos..." Y esto es cierto, pero a quien se le había olvidado es al presidente.     Recordemos la publicidad personalísima y personalista que ha hecho el Presidente Peña en los medios masivos de comunicación, a precios exorbitantes y a costa de los contribuyentes.
        Y como en el mundo de la política lo que hace la mano hace la tras, gobernadores, presidentes municipales, senadores, diputados, regidores, a costa del erario, con publicidad millonaria cubren su franca mediocridad y los resultados adversos a sus expresos propósitos de elevar la calidad de la vida de los mexicanos.
        La avanzada técnica, en el campo de la medicina, está por poner fin a la ceguera; ojalá, el pueblo de México también ponga fin a la ceguera del entendimiento. Ya es tiempo de abrir los ojos.