martes, 20 de septiembre de 2016

LOGOS
Masas enardecidas
PELIGROSAS PARA MÉXICO
                Las contradicciones generadas por nuestra forma de organización, en México, se han agravado en lugar de resolverse.
                En algunos momentos parece que todo va a estallar, pero en lugar de la catástrofe presentida se produce una pausa, en calidad de tregua salvadora.
                Pero si esa cesación se interpreta mal, y se valora como triunfo del gobierno, ese respiro queda desperdiciado, y no se utiliza para recomponer lo descompuesto, y para desarticular esas peligrosas contradicciones.
                Nunca imaginamos, los mexicanos, que íbamos a ver a compatriotas enardecidos exigiendo la caída de Peña Nieto como Presidente de México.
                Desde el punto de vista de no pocos, el Presidente Peña ha cometido significativos errores; empero, a esos equívocos no debemos sumar la insensatez de tronar la estructura presidencial que sostiene al gobierno mexicano.
                A ninguna oposición gubernativa le convine dejar en escombros a las instituciones nacionales, menos a los 120 millones de mexicanos.
                Tenemos corrupción, y al más alto nivel; inseguridad de orígenes nacionales y externos; oxidada y maltrecha productividad; pésima distribución de bienes y servicios, con riqueza extrema para pocas familias y pobreza en el 40% de nuestros connacionales; mal sistema educativo; leyes sólo en el papel para guardar apariencias, entre otras calamidades.
                Paralelo con lo anterior, o incluso entretejido, tenemos aún recursos naturales extraordinarios; una infraestructura aceptable, con sus deficiencias, pero en todos los sectores; una raíz histórica sólida y sana; y una mayoría poblacional trabajadora, capaz de seguir desarrollando al país, honorable por su dignidad y principios éticos, la que no permitirá que nadie destruya a México.
                El tamaño de nuestros problemas no supera a la gigantesca capacidad del pueblo mexicano; y el Presidente de México debe tener esta seguridad, como también necesita tener la certeza de que las circunstancias le exigen desempeñar un papel que excede con mucho a su capacidad personal, por lo que urge que aproveche las treguas, en estos dos años faltantes, para superarse a sí mismo, y mejorar a su equipo con gente que sepa solucionar las dificultades que se viven, y las que advendrán en el transcurso de estos últimos meses de su sexenio.
                No basta ocultar la ineficiencia con una superficial gracia personal, hacer gestos oratorios para proferir de corridito palabras que no se sienten, adoptar actitudes acartonadas de supuesto tribuno, saludar y sonreír velozmente con fingido comedimiento histriónico.
                Es necesario ser natural, no robar ni permitir que roben, conocer, respetar y querer, a la población que representa, laborar y auxiliar en la organización del trabajo de todos, con el honesto ánimo de solucionar problemas en desarrollo de los mexicanos y el país, hasta el último segundo del mandato.
                Las masas enardecidas no piensan ni construyen. Los mexicanos construimos y pensamos.