lunes, 12 de septiembre de 2016

LOGOS
Sólo reacomodo de fichas
CAMBIEMOS, SÍ, HACIA UN SUPERIOR SISTEMA
                No hay cambios en el gabinete del Presidente Enrique Peña Nieto, pues lo único que hubo fue un reacomodo de ciertos funcionarios, o de fichas.
                José Antonio Meade dejó Desarrollo Social para retornar como secretario de Hacienda; Luis Enrique Miranda pasó de subsecretario de Gobernación a ser secretario de Desarrollo Social; y, así, los demás reajustes.
                Quien formalmente quedó fuera de la administración es Luis Videgaray, supuesto árbol caído al que se achacan los efectos negativos de las torpezas en el sexenio que transcurre, pero quien, no hay duda, seguirá en plena actividad, operando tras bambalinas lo que le encargue su amigo el presidente.
                A Videgaray lo han calificado de “vicepresidente”, “primer ministro”, “el brazo operador del presidente”, “el cómplice de mayor confianza de Peña Nieto”, y hasta Trump lo tasó: “Con Luis, México y los Estados Unidos hubieran hecho tratos maravillosos, donde ambos, México y EU se hubieran beneficiado”.
                ¿Qué pasaría con Luis Videgaray si los votos para Presidente de los EU del próximo 8 de noviembre favorecieran a Trump?
                Si los mexicanos y la mayoría de los habitantes del planeta votáramos, en ese proceso electoral estadunidense, Donald Trump jamás sería Presidente; pero, en la realidad, los ciudadanos gringos que voten serán los que determinen el futuro de su país, y del mundo, dada la exaltación inaudita y enardecida de una masa yanqui que se ve representada por el perfil fascista del candidato republicano.
                De ganar Trump, Luis se convertiría, mínimo, en el mexicano de mayor confianza del Presidente de los EU, y muchos de sus actuales detractores buscarían, sumisos, los favores de su influencia. No siempre la condición humana está a la altura del decoro.
                Pero, con independencia de esos resultados electorales de nuestros vecinos norteños, estoy convencido de que, para desgracia de nuestro país, el Presidente Enrique Peña Nieto cayó en una trampa, construida por muchos, incluyéndole a él, en la que cualquier movimiento que realice perjudica, tanto a México como al propio titular del ejecutivo federal.
                Así, la renuncia de Videgaray no salva a Peña Nieto; como su permanencia en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público no le hubiese dañado más de lo que ya le afectó.
                El escritor francés Juan Bautista Alfonso Karr (1808-1890), en Las avispas, expresó: “Cuanto más se cambie, (con reformas) es más de lo mismo”.
                Giuseppe Tomasi di Lampedusa, italiano, (1896-1957) en El Gatopardo, indicó: “Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”.
                Y parodiemos al filoso verso del poeta Antonio Plaza (1833-1882): Es el mismo buey de antaño, es el mismo arado viejo, es el mismo desengaño clavado en el entrecejo; y revoluciones van, más reformas y elecciones vienen a destajo, y el pueblo sigue sin educación ni pan ni trabajo.
                Cambiemos, sí, hacia una superior forma de organización social.