LOGOS
Uno para cada país
FUNDEMOS PARAÍSOS FISCALES
Cíclicamente
los medios de comunicación denuncian la existencia de un paraíso fiscal, y la sociedad
descarga sus críticas y corajes contra quienes mandan su dinero a esos lugares
paradisiacos, olimpos de la bienaventuranza.
Recientemente
el delatado fue Panamá Papers y, por mano negra, iba contra el Presidente ruso
Vladimir Putin, pero nada se le pudo probar, y el petardo noticioso se cebó.
Sí, tuvo
efectos fuertes, incluyendo el del Primer Ministro de Islandia, Sigmundur
Gunnlaugsson, quien rollizo, y rojizo de rostro por su étnia o su vergüenza,
dejó de inmediato su cargo, aceptando su culpa.
En un
mundo de libre concurrencia, cada quien lleva su dinero a donde le dé la gana,
siempre que sea bien habido, haya pagado impuestos, pueda explicar su origen,
no encubra lavado de dinero, y no actualice en su libre disposición ningún
delito.
Sin
embargo, es común que quienes buscan esos vergeles fiscales quieran esconder algún
ilícito, de la naturaleza que sea.
Nadie,
con sano juicio, puede hacer el elogio de esos paraísos fiscales, ni menos
lanzar loas a los acaudalados deshonestos que los usan para cometer delitos o
graves faltas administrativas.
Empero,
no debemos desconocer que entre los cielos fiscales hay guerras, para
ajusticiarse o conciliarse con sus reglas perversas. Así que golpear a Panamá,
y no a Islas Caimán, Bermudas, Singapur, Delaware, Nevada, Wyoming, por citar los
edenes fiscales más utilizados por la clientela internacional, puede tener exclusivamente
el propósito de afectar a uno de ellos por motivos inconfesables.
Por
otra parte, los miles de millones de asalariados de todo el mundo, que pagan
impuestos porque tienen algún ingreso, como los miserables del planeta que sin
tener ingresos gastan en su manutención y por ello pagan contribuciones,
merecen tener un paraíso fiscal, dejando de sufrir los infiernos impositivos que
padecen.
Por
algo se le llama "impuesto"; y lo que nos es impuesto, sin pedir
nuestro consentimiento, como una carga ajena a nuestra voluntad, nada tiene de
simpático, y sí mucho de aborrecible, repugnante y atroz.
Además,
debemos entender que las contribuciones son necesarias, como la "senda por
donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido", significada
expresión poética del salmantino Fray Luis de León. (1527-1591)
Él huía
del mundanal ruido, y fue a la cárcel por preferir el texto hebreo de la Biblia
a la traducción vulgata de San Jerónimo, pero siempre pagó impuestos, al igual
que Sócrates, o Kant, o Savater.
Esos
sabios, que algo dijeron sobre impuestos, hoy exigirían que el pago de los
mismos sea correspondido con servicios públicos excelentes, y que al pago de
derechos recaigan servicios administrativos de buena calidad.
Si el
gobierno mexicano cumpliera con eso, equivaldría a fundar un paraíso fiscal
para todos los mexicanos.
¡Honestidad
e inteligencia! será mucho pedir.