LOGOS
Corrupción
PALABRA DE TODOS LOS IDIOMAS
No es
justo ni es cierto que la corrupción tenga sólo la nacionalidad mexicana. En
todos los idiomas existe la palabra, y en la lógica humana pervive como
concepto.
La
Historia de la humanidad chorrea corrupción en todo espacio y en todo tiempo.
El verbo corromper no es ajeno al hombre, y bien puede conjugarse en todas las
personas y en todos los tiempos gramaticales.
Pero
también sus antónimos: honradez, integridad, incorrupción, son tan humanos como
la propia corrupción, en pensamiento, expresión, y en acciones.
La
honradez y la corrupción han coexistido en todas las formas de organización
humana, y en toda persona física o moral; empero, en cada caso, los márgenes de
honestidad y corrupción son distintos, en cantidad y calidad.
Puede
darse la situación que, por ende, existan áreas de corrupción en el gobierno
mexicano en vínculo al criminal asunto de los 43 jóvenes normalistas
desaparecidos, como es probable que en el Grupo Interdisciplinario de Expertos
Independientes (GIEI), o en parte de ellos, haya deshonestidad, como lo plantea
claramente Beatriz Pagés en su editorial titulado "Los expertos gritan y
el gobierno calla".
Más, si
ese grupo solicita al Parlamento Europeo la aplicación de sanciones que afecten
al pueblo de México, y no al gobierno. Con mayor razón si ese grupo ha recibido
dinero del erario mexicano sin dar la debida transparencia de su aplicación ni
rendir cuentas exactas de su gasto.
Obvio
que todo humano, como todo país, para lograr desarrollos sanos le es
indispensable reducir sus superficies y sus fondos de corrupción, pues se logra
una mejor calidad de vida de manera honesta que en forma corrupta.
Se debe
ser honesto por principios éticos, jurídicos, y religiosos, pero también por
razones útiles y prácticas.
El
dinero y los bienes materiales, si son honradamente obtenidos, sirven para
satisfacer necesidades. La riqueza malhabida, tarde o temprano, genera
internamente podredumbre en la conciencia, y externamente el corrupto es
juzgado por los otros. Grandes y
registradas corrupciones hubo en la Grecia y en la Roma clásicas, en la Edad
Media, España, Gran Bretaña, Rusia, Alemania, EU.
Sólo como
ejemplo. Cuando en el Imperio Francés Napoleón III crea, con sus ambiciosos
proyectos, el Imperio de Maximiliano en México, y al fracasar esos planes, la
emperatriz Carlota desde Europa le narra en una serie de misivas
angustiosamente racionales a su esposo Maximiliano como se enfrenta en una
reunión con Napoleón III, la emperatriz Eugenia, y los ministros de Hacienda y
de Guerra, haciéndoles cuentas claras: "... los dos empréstitos para el
imperio mexicano, por los que se firmó, sumaron 516 millones de francos;
nosotros sólo recibimos 126... ¿dónde está el resto?"
La
corrupción francesa estaba al descubierto. Napoleón y Eugenia lloraban; los
ministros confesaron la corrupción... la de aquellos tiempos.
¡Mejor
ser honrados!