LOGOS
Alto a la tortura
MEDIA VUELTA, ¡YA!
"Que en la nueva legislación no se
admita la tortura"; tal es la trascendencia que impuso José María Morelos
a uno de los Sentimientos de la Nación, al número décimo octavo, el 14 de
septiembre del 1813.
Desde entonces (mejor aún, antes de ese
entonces) la mayoría de los habitantes de la Nueva España repudiaba la tortura;
y hace más de cinco siglos, a partir de los albores del renacimiento, la
tortura fue mal vista.
Sin embargo, hoy en México, en la
segunda mitad del mes de abril del año 2016, se sigue torturando, a pesar de
que en nuestra Carta Magna, en su capítulo primero, artículo 22, expresamente
se prohíba "el tormento de cualquier especie", y no sólo para las
autoridades, sino para cualquier particular que cometa tamaña afrenta, conforme
a los nuevos principios orientadores de la nueva Ley de Amparo en su artículo
1o.
México vive afectado, entre la tortura
de los delincuentes que son servidores públicos y la tortura de los
delincuentes que son particulares, sin que esto signifique que los 120 millones
de mexicanos estén siendo torturados las 24 horas de cada día; pero, basta que
un solo habitante de nuestro territorio reciba tortura, para que nos ofenda a
todos.
Nos auto engañamos si decimos que
únicamente la tortura se da en casos aislados. Expresamos una mentira si
afirmamos que todas las autoridades y todos los particulares son torturadores
de acción continuada.
El secretario de la Defensa Nacional,
general Salvador Cienfuegos Zepeda, después de que negara en varias ocasiones,
en defensa de sus subalternos, la participación de soldados en las torturas, se
vio obligado a dar un sorprendente viraje de 180 grados.
Sus palabras pronunciadas ante cerca de
25 mil miembros del Ejército Mexicano en la explanada del Campo Militar número
1, pero recibidas con beneplácito por el resto de las fuerzas armadas del país,
de todo México y el mundo, fueron a nombre de la institución que representa:
"En nombre de todos los integrantes de esta gran institución, ofrezco una
sentida disculpa a toda la sociedad agraviada por este inadmisible
evento", en referencia a los abusos difundidos, por redes sociales, en un
claro video en donde dos militares, y policías, torturan a una mujer hace casi
14 meses en Ajuchitlán del Progreso, Guerrero, conducta que el mismo general
calificó de "repugnante, lamentable y deplorable".
Con sabiduría nuestra Constitución de
1917 ordenó en su artículo 13: "... los tribunales militares, en ningún
caso y por ningún motivo, podrán extender su jurisdicción sobre personas que no
pertenezcan al Ejército"; y el 129 dispone: "En tiempos de paz,
ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta
conexión con la disciplina militar".
Esperamos que el Jefe de todas las
fuerzas armadas, el Presidente Enrique Peña Nieto, también Constitucionalmente
exprese, en torno a la tortura: media vuelta, ¡ya!