lunes, 18 de abril de 2016

LOGOS
Alto a la tortura
MEDIA VUELTA, ¡YA!
        "Que en la nueva legislación no se admita la tortura"; tal es la trascendencia que impuso José María Morelos a uno de los Sentimientos de la Nación, al número décimo octavo, el 14 de septiembre del 1813.
        Desde entonces (mejor aún, antes de ese entonces) la mayoría de los habitantes de la Nueva España repudiaba la tortura; y hace más de cinco siglos, a partir de los albores del renacimiento, la tortura fue mal vista.
        Sin embargo, hoy en México, en la segunda mitad del mes de abril del año 2016, se sigue torturando, a pesar de que en nuestra Carta Magna, en su capítulo primero, artículo 22, expresamente se prohíba "el tormento de cualquier especie", y no sólo para las autoridades, sino para cualquier particular que cometa tamaña afrenta, conforme a los nuevos principios orientadores de la nueva Ley de Amparo en su artículo 1o.
        México vive afectado, entre la tortura de los delincuentes que son servidores públicos y la tortura de los delincuentes que son particulares, sin que esto signifique que los 120 millones de mexicanos estén siendo torturados las 24 horas de cada día; pero, basta que un solo habitante de nuestro territorio reciba tortura, para que nos ofenda a todos.
        Nos auto engañamos si decimos que únicamente la tortura se da en casos aislados. Expresamos una mentira si afirmamos que todas las autoridades y todos los particulares son torturadores de acción continuada.
        El secretario de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos Zepeda, después de que negara en varias ocasiones, en defensa de sus subalternos, la participación de soldados en las torturas, se vio obligado a dar un sorprendente viraje de 180 grados.
        Sus palabras pronunciadas ante cerca de 25 mil miembros del Ejército Mexicano en la explanada del Campo Militar número 1, pero recibidas con beneplácito por el resto de las fuerzas armadas del país, de todo México y el mundo, fueron a nombre de la institución que representa: "En nombre de todos los integrantes de esta gran institución, ofrezco una sentida disculpa a toda la sociedad agraviada por este inadmisible evento", en referencia a los abusos difundidos, por redes sociales, en un claro video en donde dos militares, y policías, torturan a una mujer hace casi 14 meses en Ajuchitlán del Progreso, Guerrero, conducta que el mismo general calificó de "repugnante, lamentable y deplorable".
        Con sabiduría nuestra Constitución de 1917 ordenó en su artículo 13: "... los tribunales militares, en ningún caso y por ningún motivo, podrán extender su jurisdicción sobre personas que no pertenezcan al Ejército"; y el 129 dispone: "En tiempos de paz, ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar".
        Esperamos que el Jefe de todas las fuerzas armadas, el Presidente Enrique Peña Nieto, también Constitucionalmente exprese, en torno a la tortura: media vuelta, ¡ya!