lunes, 11 de enero de 2016

LOGOS
¡Reflexionar!; no festejar
1 CHAPO CAE; 5 SURGEN
        Han sido espectaculares las fugas de Joaquín Guzmán Loera, como rimbombantes son su aprehensión y sus reaprehensiones.
        Malo que sus escapes prueben lo vulnerable de nuestro sistema de readaptación penal, por corrupción, incapacidad y desidia.
        Aplausos para los recapturadores, que acaso algunos, en cierto aspecto, son los mismos que directa o indirectamente resultan responsables de sus escapatorias. Esto hace al caso más espectacular, como más inmorales a sus personajes.
        Excelente que este sujeto peligroso esté en la cárcel; pero, al no poderlo readaptar ni asegurar a plenitud, lo menos malo es, sin afectarle derechos humanos garantidos, entregarlo al gobierno gringo, bajo aseguranza legal de que allende nuestra frontera no se haga uso ilegal de su persona.
        Pero no hay motivo para festinar; sí, para ¡reflexionar! Entendamos que por un Chapo que cae, surgen cinco, aunque en realidad hay infinidad de chapos libres en México, haciendo de las suyas, y el imperio empresarial del reaprehendido sigue boyante, en venturoso sitio de la lista del grupo multimillonario en dólares que publicita, con aristocrático cuidado, la revista Forbes.
        Hay muchos chapos en los poderes: económico, religioso, político, y por doquier situados. Destruyamos la atmósfera en que viven.
        ¿Cuánto dinero le costó a México esta reciente detención del Chapo original?, ¿cuánto nos costaría detener a todos, por mayoreo?, ¿los recibiría EU?, ¿nos afectaría económicamente la detención de todos? ¿Cuánto nos costaría destruirles su atmósfera?, ¿cómo acabar con lo que los genera y fortalece?
        Detengo esa lluvia de preguntas para no ocasionar diluvio; pero en ese asunto actuemos sin mentiras, sólo con la verdad, o hasta donde ella pueda estirarse.
        Si la recaptura del Chapo provocara la fortaleza del peso mexicano, ubicándolo en $12.70 frente al dólar como en el 2012, o si esa reaprehensión elevara el precio de nuestro petróleo a los $100 dólares por barril, entonces sí habría lugar para una celebración, pero sobria y prudente, como corresponde a pueblos y personas sensatas.
        Desafortunadamente congestionamos las comunicaciones masivas con asuntos policiacos, de delitos graves y delincuencia organizada, y la consumimos aquí como pésima retroalimentación cultural y educativa, y la exportamos, logrando que los pueblos del mundo nos identifiquen, así, entre balazos, cuchilladas, drogadictos y malvivientes, deteniendo a uno de los grandes capos.
        No andamos bien ni en esa reaprehensión, importantísima, es cierto, pero no para izar la bandera a toda asta, entonar el himno, y hacer que el Presidente Enrique Peña Nieto, en cobertura internacional, anuncie un asunto que si bien es notable, no resulta ser lo más importante de su sexenio.
        Tantas aprehensiones y reaprehensiones, de las que nos habla con emoción el Presidente Peña, y México sigue en la inseguridad. ¡Reflexionemos!