LOGOS
¡Reflexionar!; no
festejar
1 CHAPO CAE; 5
SURGEN
Han sido espectaculares las fugas de
Joaquín Guzmán Loera, como rimbombantes son su aprehensión y sus
reaprehensiones.
Malo que sus escapes prueben lo
vulnerable de nuestro sistema de readaptación penal, por corrupción,
incapacidad y desidia.
Aplausos para los recapturadores, que
acaso algunos, en cierto aspecto, son los mismos que directa o indirectamente
resultan responsables de sus escapatorias. Esto hace al caso más espectacular, como
más inmorales a sus personajes.
Excelente que este sujeto peligroso esté
en la cárcel; pero, al no poderlo readaptar ni asegurar a plenitud, lo menos
malo es, sin afectarle derechos humanos garantidos, entregarlo al gobierno
gringo, bajo aseguranza legal de que allende nuestra frontera no se haga uso
ilegal de su persona.
Pero no hay motivo para festinar; sí,
para ¡reflexionar! Entendamos que por un Chapo que cae, surgen cinco, aunque en
realidad hay infinidad de chapos libres en México, haciendo de las suyas, y el
imperio empresarial del reaprehendido sigue boyante, en venturoso sitio de la
lista del grupo multimillonario en dólares que publicita, con aristocrático
cuidado, la revista Forbes.
Hay muchos chapos en los poderes:
económico, religioso, político, y por doquier situados. Destruyamos la
atmósfera en que viven.
¿Cuánto dinero le costó a México esta
reciente detención del Chapo original?, ¿cuánto nos costaría detener a todos,
por mayoreo?, ¿los recibiría EU?, ¿nos afectaría económicamente la detención de
todos? ¿Cuánto nos costaría destruirles su atmósfera?, ¿cómo acabar con lo que
los genera y fortalece?
Detengo esa lluvia de preguntas para no
ocasionar diluvio; pero en ese asunto actuemos sin mentiras, sólo con la
verdad, o hasta donde ella pueda estirarse.
Si la recaptura del Chapo provocara la
fortaleza del peso mexicano, ubicándolo en $12.70 frente al dólar como en el
2012, o si esa reaprehensión elevara el precio de nuestro petróleo a los $100
dólares por barril, entonces sí habría lugar para una celebración, pero sobria
y prudente, como corresponde a pueblos y personas sensatas.
Desafortunadamente congestionamos las
comunicaciones masivas con asuntos policiacos, de delitos graves y delincuencia
organizada, y la consumimos aquí como pésima retroalimentación cultural y
educativa, y la exportamos, logrando que los pueblos del mundo nos
identifiquen, así, entre balazos, cuchilladas, drogadictos y malvivientes,
deteniendo a uno de los grandes capos.
No andamos bien ni en esa reaprehensión,
importantísima, es cierto, pero no para izar la bandera a toda asta, entonar el
himno, y hacer que el Presidente Enrique Peña Nieto, en cobertura internacional,
anuncie un asunto que si bien es notable, no resulta ser lo más importante de
su sexenio.
Tantas aprehensiones y reaprehensiones,
de las que nos habla con emoción el Presidente Peña, y México sigue en la inseguridad.
¡Reflexionemos!