LOGOS
EU el más poderoso,
y punto
ENERGÉTICOS PARA SANO
DESARROLLO
México es aliado de los Estados Unidos
de América, aunque su relación podría ser señalada, también, como de
dependencia, o interdependencia.
Barack Obama, presidente de uno de esos
dos países, manifestó lapidariamente hace días ante el congreso americano:
"Estados Unidos es la nación más poderosa de la Tierra, y punto".
México es la parte débil en ese vínculo,
y no podemos ni debemos agregar: "y punto", porque aspiramos a no
serlo; y aunque fuésemos los más poderosos del planeta nuestros valores éticos
no nos permitirían más que sentir una gran responsabilidad, excluyendo la
posibilidad de toda ofensa, así sea leve, para las demás naciones.
En ese mismo discurso Obama, haciendo
lujo de oratoria de alto nivel y precisando con lógica y seriedad los logros de
su administración, logró eufóricos aplausos al reflexionar sobre temas actuales
y sentidos, entre otros: seguro social, empleo, educación, sistema electoral,
salud, política internacional, terrorismo, y energéticos.
Era su día, y sincerándose manifestó:
"Voy a seguir presionando para cambiar la forma de gestión de recursos de
petróleo y carbón... promovamos la libertad de todos para generar y almacenar
nuestra propia energía, sobre todo energía limpia... Vivimos una época de
cambios extraordinarios... Tenemos buena memoria y nuestro alcance no tiene
límites... En lugar de subsidiar al pasado debemos invertir en el futuro... Con
esta política hemos logrado reducir nuestras importaciones de petróleo
extranjero en casi un 60%".
La aclamación fue franca y emocionada,
ya que esa política ha sido eficiente y buena para ellos, logrando bajar el
precio del barril de petróleo de más de 115 dólares, a menos de 30 actualmente,
con tendencia a bajar hasta 15, y afectando así, por ejemplo, a Venezuela y a
su gobierno enemigo, como a México y su gobierno aliado, dependiente, o
interdependiente.
Para EU y su gobierno esos resultados en
la política energética son un acierto extraordinario y excelente; mientras para
los países y gobiernos afectados son un equívoco torpe y chapucero, lo dicen
claramente unos, y se lo guardan con prudencia otros.
Opera en eso, con toda proporción
guardada, la llamada Ley de Campoamor, aquella que en verso fue expresada por
el poeta español inolvidable, ahora casi olvidado, Ramón de Campoamor
(1817-1901): "En este mundo traidor nada es verdad ni mentira, todo es
según el color del cristal con que se mira."
Con cristal de color distinto, supongo,
el Presidente Enrique Peña Nieto recién viajó a los países que auxiliaron a EU en
esa política energética: Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Kuwait y Qatar, para
que inviertan en la industria energética de México, armonizando sus intereses
con los nuestros, bajo la egida de que la energía debe ser para crecer y no
para desestabilizar. ¿Será esto posible?
Vale, para el caso, la duda razonable.
Ojalá auxilie a México.