LOGOS
Conmocionada la
conciencia
FABRICANTES DE
DESAPARECIDOS
Al final de todo la verdad prevalece;
sin embargo, urge que siempre la verdad despunte desde el inicio.
A pocos días de que se cumpla un año de
los lamentables hechos de Iguala, en donde 43 estudiantes de la Escuela Rural
de Ayotzinapa, Guerrero, desaparecieron, el Grupo Interdisciplinario de Expertos
Independientes (GIEI) formado por especialistas extranjeros, solicitado por un
organismo de la OEA y de acuerdo el propio gobierno mexicano, hizo público su
peritaje: "...los 43 estudiantes no fueron incinerados en el basurero de
Cocula...", como fue la verdad legal y oficial establecida, en su momento,
por la Procuraduría General de la República.
Ahora, la misma procuraduría ordena un
nuevo peritaje en dicho basurero, acaso ya sin ninguna trascendencia, por estar
fuera de tiempo, espacio y modo, pero sobre todo en virtud de que esa verdad
oficial, con tan poco crédito, ha quedado abatida por el dictamen que se cita.
Hoy es más grave la cuestión. La
procuradora federal Arely Gómez al enterarse del peritaje reconoció "la
magnitud del problema"; y el Presidente Enrique Peña Nieto, a través de su
cuenta twitter, agradeció el trabajo de los especialistas, comprometiéndose a
"seguir sumando esfuerzos en favor del Estado de Derecho y la protección
de Derechos Humanos."
Y esas manifestaciones gubernativas abstractas
y generales tienen que bajarse a nuestra realidad concreta.
Se puede reconocer, por ser probable,
que esos alumnos hayan estado cometiendo faltas administrativas y hasta
ilícitos; se puede reconocer, también, por ser posible, que sus padres
estuvieron muy despreocupados de sus hijos mientras cometían desmanes; empero,
nadie por eso debe ser desaparecido, ni menos de la manera que ellos lo fueron
ni menos aún por autoridades del gobierno mexicano, o con su complacencia.
En ése, como en todo caso similar, los
agraviados somos todos los mexicanos, y requerimos que se conozca la verdad,
sea cual fuese.
Queda claro, como lo reconocen esos
expertos en sus 560 páginas, que su dictamen "no es un diagnóstico
definitivo", pero si establecen con precisión "los hechos que están probados";
y señalan como una problemática frecuente en México "la desaparición de
personas".
Y es que la pobreza, la falta de cultura
y educación, la explotación económica como estructura productiva, los malos
gobiernos entronizados por mafias políticas, el crimen organizado, entre otros
males, han lastrado algunas regiones de México. Y en ese dictamen minucioso se
denota todo esto.
Los hechos probados por los integrantes
de ese grupo dictaminador, y sus razonamientos, resultan, confrontados con la
verdad legal y oficial de la PGR, de obvia certidumbre.
Sólo un ejemplo: "La incineración
de 43 cuerpos humanos hubiera requerido 30 toneladas de madera, 13 neumáticos y
unas 60 horas de combustión... y en el lugar no hay pruebas de que esto haya
acontecido..."
Conmocionada la conciencia nacional, el
Presidente Peña Nieto tiene frente a sí la oportunidad de llegar a la verdad, e
iniciar la etapa de un México sin fabricantes de desaparecidos ni desaparecidos.