LOGOS
Reelección presidencial
NO IDOLATRAR A MANDATARIOS
Donald Trump
fue declarado culpable de treinta y cuatro delitos por un jurado popular, por
simples ilícitos penales, en una Corte de Manhattan, Nueva York, cuando durante
su presidencia cometió conductas de mayores gravedades.
Su sistema
jurídico, de modelo irracionalista a través de decisiones judiciales, castiga a
los culpables aunque no sea por sus delitos mayores, sino por sus faltas
menores.
Al Capone,
uno de sus gánsteres más famosos, no lo encarcelaron por los múltiples
asesinatos que él cometió, sino por ilícitas evasiones de tipo fiscal.
Y sus sanciones
penales suelen ser abrumadoras: 10 penas de muerte, 18 cadenas perpetuas, 250
años de cárcel.
En ese caso
de Trump la fiscalía probó, fuera de toda duda razonable, que hubo relación
sexual de Donald con Stormy Daniels (quien realmente se llama Stephanie
Clifford); y para silenciar a ésta en las elecciones del 2016, Trump le pagó
130 mil dólares a través de su abogado Michael Cohen.
Todo eso fue
negado por Trump; pero, al probársele, mintió. Y en los EU a los mentirosos se
les castiga de manera severa.
Obvio, aquí,
en México, a un presidente mentiroso hay quienes lo idolatran; y a ciegas,
aceptan ir al abismo, creyendo sus falsedades.
El gran
jurista estadunidense Oliver Wendell Holmes Jr. (1841-1935), alumno y maestro
en Harvard, destacado abogado postulante, autor de valiosos libros de derecho,
y ministro presidente en la Suprema Corte de Justicia de los EU, quedó
registrado en un hecho histórico cuando era un joven soldado en la Guerra
Civil.
Oliver hacía
guardia en la parte alta de la muralla en la Fortaleza Stevens, cuando un
hombre larguirucho y flaco se acababa de subir a la muralla.
En ese
momento el soldado Holmes, dando un fuerte empujón al visitante impertinente,
tirándole en el pasillo alto, le grito: “Agáchate maldito demente”; y, así, fue
como le salvó la vida al Presidente Abraham Lincoln, pues una lluvia de tiros
empezaron a zumbarles demasiado cerca.
Ya como
presidente de la Suprema Corte de Justicia de los EU, Wendell Holmes pronunció
un discurso memorable en donde se refirió a las complicidades de altos
funcionarios públicos de su país con el crimen organizado de sus legendarias
mafias: “¡Basta!, basta ya de tres generaciones de imbéciles haciéndole daño a
los Estados Unidos de América”.
Aquel
regodeo entre gánsteres y autoridades nos recuerda los “abrazos y no balazos”
que (como torpe política de seguridad pública) enarbola muy orondo el señor de
Palacio Nacional.
Regresando
al ejercicio presidencial de Donald Trump, podemos decir que estuvo pletórico
de podredumbre; y, ante él, sin más, se dobló, en ese entonces, el actual
presidente mexicano.
Curiosamente,
nuestra elección presidencial del 2024 parece ser una reelección del presidente
López, encubierta por muchas maniobras obscuras de Andrés Manuel.
Ese nuevo
quiebre en la vida de nuestro país pudiera coincidir con una reelección de
Donald Trump, y llevarlo desde la cárcel a la Casa Blanca, para encontrarse,
otra vez, con un expresidente López que seguirá ejerciendo el poder ejecutivo federal
en México, a trasmano.
La vieja
frase del callismo volverá a estar de moda: Aquí vive la presidente, y quien
gobierna vive en frente.
Donald y
Andrés, en ese sueño de reelección en una larga noche de verano.