LOGOS
Sheinbaum vuelve al corralito
EL PODER ES JABONOSO
Sobre el “poder”
se ha reflexionado y escrito en demasía; tanto manoseo hay sobre el concepto,
que lo han vuelto viscoso.
A pesar de
lo anterior, citaré al escritor británico Aldous Huxley
(1894-1963), quien afirmó: “Todas las comunidades civilizadas del mundo moderno
están constituidas por un número reducidísimo de gobernantes, corruptos por tener
demasiado poder, y por una cantidad multitudinaria de súbditos, corruptos por
su demasiada obediencia pasiva e irresponsable".
Significa, por
ende, que los gobiernos que concentran poder se han transformado en una máquina
infernal que conculca derechos humanos a diestra y siniestra, y muchos gobernados
permiten el atropello.
El poder corrompe a
todos los que lo ejercen.
Quién puede más, es
el más corrupto.
Analicemos una
escena del gran teatro de la corrupción del poder, en nuestro país.
Claudia Sheinbaum
recibió el bastón de mando otorgado, en ceremonia ridícula, por el presidente
de la república.
Está claro que su
candidato a ser jefe de gobierno de la CDMX se llama Omar García Harfuch.
Entendible es que
el presidente López no aceptó a Harfuch.
Sheinbaum, la
propietaria del bastón de mando, fue llevada a la Arena México a un gran mitin
con la bendición del único y auténtico mandamás, para ridiculizarla al 100%, de
pies a cabeza.
La rebelión del
obradorato hizo cachitos a Harfuch y a Sheinbaum.
Harfuch, el
policía, estaba enterado de las majaderías que lo esperaban.
Sheinbaum se
encontraba segura del poder de ese bastón.
En esa arena de box
y lucha libre, para 14 mil personas, Sheinbaum fue atropellada sin miramientos.
Una disciplinada
multitud le gritaba redundantemente: “Clara ya ganó, Clara ya ganó, Clara ya
ganó…”
Y Sheinbaum,
nerviosa ante lo inesperado, intentó proclamar a Harfuch: “Esperen tenemos
otros precandidatos como Harf…” Y al unísono el gentío gritaba más fuerte:
“Utopía, utopía, utopía…”, el eslogan de la campaña de Clara Brugada, ex
alcalde de Iztapalapa, quien aceptó llegar, como candidata al gobierno de la
CDMX, con la maquilladita: ¡ganó por ser mujer!
Es tan vengativa
Sheinbaum, que si queda como presidente de México se cobrará esa humillación contra
quien ordenó esa ignominia, y sus ejecutores.
Posible resulta,
entonces, que Marcelo Ebrard y Adán Augusto López tengan otra oportunidad
política.
El poder es
jabonoso, y en el acontecimiento examinado, todos resbalaron.
Ganar por el solo
hecho de ser mujer, ¡qué vejatorio!
Ganar por el solo
hecho de ser hombre, ¡qué denigrante!
Sufrimos el efecto
equívoco y oscuro de nuestro subdesarrollo político.
Andrés Manuel se
llama quien tiene concentrado el poder omnímodo, y es quién porta la corrupción
omnipotente.
No debemos olvidar
lo que escribió el florentino Nicolás Maquiavelo (1469-1527), en ‘El príncipe’:
“Moisés mató a incontables seguidores cercanos para hacer cumplir su voluntad”.
El maquiavelismo
sigue prevaleciendo, y de manera natural lo aplican los aventureros
afortunados.
Al final no les
importa nadie, su ‘yo’ prevalece por encima de todo y de todos.
Sheinbaum ha vuelto
al corralito. Está ejecutando las órdenes del amo al pie de la letra. Brugada
es la candidata. Harfuch es rescatado y cobijado por el poder. De hoy en
adelante la corcholata escogida seguirá el caminito trazado por el “señor presidente”,
a quien prometió ser su eco más fiel.
La rebelión, contra
ese totalitario poder de López, se dará en las urnas. Esta rebelión electoral
será ganada.