LOGOS
Alteza serenísima y dictador vitalicio
FRENADO POR EL PODER JUDICIAL
Los
fideicomisos son contratos establecidos y regulados por el sistema jurídico
mexicano, y no los instituye ni los controla el capricho de un presidente.
Existiendo
los fideicomisos públicos en nuestro país, tampoco éstos están sujetos al
antojo de un ejecutivo federal que determine cuáles son fideicomisos buenos y
cuáles son malos.
La figura
jurídica del fideicomiso, tanto en su parte sustantiva como en la adjetiva, es
compleja. Se requiere de una institución fiduciaria legal y debidamente
autorizada; de un fideicomitente que aporte bienes a la fiduciaria, para que
ésta los coloque y maneje en el mercado productivo; y, comúnmente, de un
fideicomisario que reciba los beneficios de esos movimientos mercantiles.
Todo lo anterior, con objetos y fines lícitos.
Ahora, entre
fideicomisos se encuentra enredado el presidente López por su ignorancia
jurídica y su avinagrada maldad, junto con su persistente e infundado odio en
contra del Poder Judicial Federal (PJF), poder que sólo ha venido cumpliendo
con sus atribuciones constitucionales.
Empero,
tanto ha injuriado, amenazado y calumniado el presidente Andrés Manuel al PJF
que, a ello sumó, la orden inconstitucional y suprema dada al obediente Poder
Legislativo para que se les quitara (al PJF) 13 fideicomisos que tienen como
fin satisfacer derechos laborales a sus trabajadores y jubilados.
Con su
rústico y burlesco lenguaje, el presidente de México desatinó al decir: “¿Qué
los trabajadores del PJF van a hacer un paro?, pero si nunca trabajan. ¿Qué van
a marchar?, que marchen todos, con todo y ministros, sirve que les dé el sol…
pero está bien que no trabajen, para que no dejen en libertad a los líderes del
crimen organizado”.
Un
presidente majadero e irresponsable, como el actual, provocó el paro, la
marcha, la toma de los trabajadores del PJF, en defensa de sus derechos humanos
garantizados por nuestra Carta Magna.
Observadores
imparciales puede testificar que la mayoría de cada uno de los trabajadores del
PJF laboran más que el presidente López.
Y obvio, el
producto del trabajo de cada uno de esa mayoría sindicalizada genera su
servicio público con mayor calidad, proporcionalmente a lo que suele hacer, a
diario, el presidente López.
Por otra
parte, quien ha dejado en libertad a líderes del crimen organizado, sin tener
facultades para ello, es el ejecutivo López.
Además, a la
vista de todos, el presidente de la república nos cuesta poco más de 20
millones de pesos al mes, muchísimo más de lo que nos cuestan, juntos, los 11
ministros de la Honorable Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Mis
reflexiones, de índole personal, no las realizo con el ánimo de atizar a una
división de poderes patológica, como la que apetece su alteza serenísima López.
La persona
que ejerce el Poder Ejecutivo Federal no puede ser un dictador, menos
vitalicio; debe, sí, ejercer exclusivamente las atribuciones constitucionales
que se le imponen.
Los
diputados federales son representantes del pueblo, y no deber ser achichincles ni
mandaderos del presidente en turno.
Son
representantes de las entidades federativas los senadores, y necesitan negarse
a ser ciegas marionetas del presidente.
A los
mexicanos nos enorgullece que cumpla conforme a derecho todo el Poder Judicial
Federal, en su conjunto, suspendiendo los actos de autoridad, y amparando a los
quejosos, en contra de los actos inconstitucionales del presidente y de las
cámaras del Honorable Congreso de la Unión.
Que el PJF
no se doblegue ante ningún poderoso; y que en sus resolutivos dé la razón a
quienes la tengan, conforme a nuestro sistema jurídico.