LOGOS
¡Electorero
diletante!
LA LEY
ES LA LEY
Respetar a todo el mundo, no es conducta
del actual presidente de México; al contrario, él despotrica de muchos, y
elogia a quien le es útil.
Sus reverencias al “Chapo” son de sobra
conocidas. El presidente López ha externado: “Reconozco al señor Joaquín Guzmán
Loera, y está fuera de lugar llamarlo por su apodo”.
Y ahora que el señor Guzmán ha sido
sentenciado a cadena perpetua por un tribunal de EU, y declarada su sentencia
Ejecutoria, el condenado le hace llegar al presidente un SOS para que lo traiga
a nuestro país a compurgar su pena.
El secretario de Relaciones Exteriores
Marcelo Ebrard reflexionó sobre la petición de don Joaquín: “es muy difícil
lograr su repatriación”.
En cambio, su jefe López dijo al respecto:
“…cuando se trata de derechos humanos hay vías e
instancias internacionales, entonces el caso del señor Guzmán no podemos descartarlo,
porque se le violan derechos humanos: el de la vida… nosotros tenemos la posibilidad
de hacerlo, por lo que hay que dejar la puerta abierta. Se trata de derechos
humanos”.
Visto el caso, superficialmente, en
nuestro sistema jurídico el peor de los criminales goza como toda persona de
los derechos humanos garantizados por nuestra Carta Magna en su artículo
primero.
Empero, para México ningún derecho
humano es absoluto, sino relativo, y con las limitantes que la propia
constitución impone a cada derecho humano, en general.
Pero de manera especial, a los
delincuentes peligrosos para la sociedad, ya con sentencia Ejecutoria en
nuestra nación, se les suspenden o limitan muchos derechos humanos, totalmente
o en parte; por ejemplo, 1º, 4º, 5º, 6º, 7º, 8º, 9º, 10, 11, 14, 15, 16, 17,
18, 19, 20, 21, 22, 23, y otros más.
Mas a Joaquín Guzmán se le juzgó por
delitos cometidos por EU y por tribunales de aquel país, y está compurgando su
sentencia.
¿Por qué el presidente López tiene tanto
interés en este caso ya juzgado?
¿Por qué no tiene interés en los casi
250 mil presos, estatales y federales, que viven en cárceles mexicanas en
condiciones infrahumanas, degradados como bestias y sin ningún futuro?
¿Puede
el autoritario López contestar estas preguntas?
Cierto,
o no, millones de mexicanos piensan que hay desde hace tiempo turbiedades en
los compromisos económicos y electorales contraídos entre ese cártel delictivo
y López.
Verdad
o mentira, millones de mexicanos consideran que nuestro gobierno “federal”, de
apodo, pero “centralista” en la realidad cotidiana, revela en su apariencia ser
un cártel oficial, y esta percepción ha permeado internacionalmente.
Qué hará Andrés con el hijo de Joaquín
Guzmán, a quien aprehendieron sólo porque el presidente Joe Biden visitaba
México y lo tienen en el limbo jurídico.
Y como el crimen organizado es una
hidra, a la que se le corta una cabeza, y le salen dos o tres más, ¿qué hará el
presidente López con todas las organizaciones delincuenciales de ese tipo?
Su capacidad práctica electoral, o
electorera, se le ha desgastado, y exhibe su diletantismo.
Los tiranos no aceptan que la ley es la
ley. Y para la tiranía de López, la única ley es él, y no lo limita ni su
conciencia, porque la ha perdido.
En las próximas trincheras, el voto
ciudadano espera al presidente López, y éste va a padecer una grandísima
sorpresa.