LOGOS
26
julio 1953
UNA
GENERACIÓN Y SU TIEMPO
El mecanismo de la explotación del
hombre por el hombre es sencillo y, además, repetible constantemente durante
toda la vida humana, con sus variantes espaciales, de materia, personales y de tiempo.
En la horda, clan, tribu, país o
globalización internacional, aprovechando la desigualdad entre individuo e
individuo, el más poderoso, o los más poderosos, generan desvalidos (o se
aprovechan de los existentes) para lucrar a costa de su necesidad, a veces, a
grado de miseria.
Eso pasó, pasa y pasará.
A mitad del siglo XX en Latinoamérica, Anastasio
Somoza en Nicaragua, Stroessner en Paraguay, Trujillo en la Dominicana, Pérez
Jiménez en Venezuela, Castillo Armas en Guatemala y Fulgencio Batista en Cuba (para
sólo nombrar a los que mi memoria recuerda), los tiranos en cita y sus familias
disponían de riquezas, honras y vidas, en sus respectivas naciones.
Esos (y otros) dictadores no estaban
solos ni nacían por generación espontánea; eran creados por los grandes
capitales del mundo con el amparo del gobierno de Estados Unidos de América, siendo
la forma en la que, por aquellos ayeres, se usaba para sostener y mal
desarrollar la economía capitalista.
Bajo ese control utilizaban y desechaban
a los dictadores conforme a los resultados y sus desgastes, sin que hubiera
nadie con inteligencia y eficacia que les afectara ese productivo engranaje.
En la Cuba de Batista se conjuntaron las
condiciones y se dio el primer estallido social, frustrado en principio, pero
exitoso después, al probarle al mundo que sí se podía, a las puertas del
imperio estadunidense, establecer un estado y un gobierno libre de la hegemonía
gringa.
Un grupo de jóvenes cubanos encabezados
por Fidel Castro y Abel Santa María intentaron tomar el Cuartel Moncada de
Santiago de Cuba el 26 de julio del 1953, con el propósito de derrocar al déspota
Batista, inspirados por enseñanzas revolucionarias de José Martí, héroe cubano
que estaba siendo recordado en el centenario de su natalicio.
La toma de ese cuartel fracaso, en lo
inmediato. Fidel y otros quedaron presos; Abel y otros cayeron muertos.
Fidel, abogado e inteligente orador,
defendió su caso con una alegato que se convirtió en un valioso texto: La
historia me absolverá.
Sentenciado, obtuvo su libertad más
tarde, imponiéndole el destierro.
El país de los despatriados, México, lo
recibió en su seno. Aquí preparó su salida armada de regreso a Cuba, y con 82
jóvenes en 1956, en un barco pequeño llamado Granma, se destinó a vencer o
morir.
Triunfó el 1 de enero del 1959, y esa
generación gobernó con el aplauso y la admiración del mundo, pero provocando,
primero la duda y, después, la oposición de los grandes capitales y del gobierno
de EU.
De Gaulle (de quien nadie sospecha)
acertó al afirmar concluyente: “Estoy contra las ideas de Fidel… pero es
valiente y un patriota”.
Y ese antiguo y visceral combate entre
Cuba y el gobierno de EU no ha podido ser detenido; la lucha entre el débil talentoso
y digno, contra el enardecido y poderoso (David y Goliat) ha sido en todos los
órdenes: guerra, atentados, invasiones, bloqueo, publicidad, y todos los
etcéteras posibles.
La ONU, menos dos naciones, han
dispuesto que el bloqueo a Cuba termine. EU, el poderoso de la ONU, no cede y
sigue bloqueando a Cuba.
Ahora, los recientes acontecimientos en
esa isla, amiga y hermana, son hechura del gobierno estadunidense, para tener,
a su favor, un ventajoso diálogo.
Cuba ha tenido logros, con todo y el bloqueo,
pero no es un paraíso. Es un pueblo con decoro y con muchos problemas, y ya sin
aquel reconocido y prodigioso cerebro llamado Fidel Castro.
EU, como pueblo, ha demostrado ser
excepcional, sin que sea perfecto. Su gobierno y sus empresas deben modernizar
su visión capitalista. El orden en su derredor cercano no se logra con las
armas, sino con alimento; y la tranquilidad en su radio geográfico de acción se
obtiene teniendo a la gente con salud, ocupada con trabajo y estudio.
No al capitalismo aislador; no al
socialismo aislado.
Urge levantar el bloqueo. Al poderoso
bloqueador le corresponde dar ese paso sensato, con ello será justo y ganará la
simpatía mundial.
Los problemas de ayer no pueden seguir
siendo el ancla de hoy; los jóvenes de las dos naciones desean vida, y no
muerte.
Los mecanismos de explotación acaso no
puedan suprimirse todavía, pero vale la pena irlos reduciendo, y volverlos más
humanos.
Soy leal con mis amigos, y también con
mis enemigos. Toda mi vida he tratado de ser congruente, y lo seguiré intentando.
Acepto un capitalismo con horizontes
humanistas; simpatizo con un humano desarrollo del socialismo de la revolución
cubana. Sin pluralismo en las notas armónicas no habría la oda a la alegría de
Schiller ni la novena sinfonía de Beethoven.