LOGOS
Corrupción,
fuego; mentira, estopa
Y AMLO
QUE LES SOPLA
Andrés Manuel López Obrador fue
engendrado, como ser humano, por doña Manuela y don Andrés, personas de todo
respeto.
Empero, el político, ahora presidente de
México, fue constituido y moldeado con lo bueno y lo malo de la mezcolanza del
ejercicio del poder de ocho sexenios anteriores al suyo.
López Obrador sintetiza (en contraste, a
veces dramático y en ocasiones grotesco) los defectos y virtudes enarbolados desde
Luis Echeverría Álvarez hasta Enrique Peña Nieto.
A toda esa hojarasca política, de varias
administraciones, le ha impreso Amlo, y no siempre en mejora, su propia
personalidad tropical y rencorosa.
Nadie como Andrés Manuel ha mostrado
tanto el cobre, y no porque sus antecesores hayan tenido menos partes flacas,
sino porque sabían encubrirlas.
Recordemos: el presidente AMLO se puso
como arquetipo a Benito Juárez.
Juárez, apto e íntegro, tuvo como
cercanos colaboradores a gente superior a él, designando siempre a los mejores
mexicanos de aquel tiempo, en capacidad y honradez.
Ese juarismo contrasta con el grupo del
obradorato, pues éste se encuentra lleno de ineptitud, e infecto de
inmoralidad.
¿Por qué miente Andrés Manuel?, y con
tanto cinismo.
Dice, por ejemplo, “Mi gobierno no espía
a nadie; ya no hay Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) ni
policía secreta. Repugna el espionaje, lo he desaparecido”.
Falso.
El gobierno de López Obrador nos vigila
como nunca se había espiado. El viejo CISEN está entero, en equipo y recursos
humanos; únicamente le cambió de nombre. Hoy se llama Centro Nacional de
Inteligencia (CNI), y lo dirige un militar, el general Audomaro Martínez
Zapata.
México se militariza, y el espionaje de Amlo
se encuentra en manos de la Secretaría de la Defensa (SIM) y de la Secretaría
de Marina (UIN). El famoso Pegasus quedó en manos de ambas secretarías, con una
terminal en la Fiscalía General de la República.
¿Por qué el presidente se corrompe
mintiendo?, si él mismo y su familia siguen siendo espiados, y no como
maléficos, sino como incautos lenguaraces.
Pasemos a la boba, costosa e inútil,
consulta del domingo 1 de agosto próximo. En esto vuelve a mentir el presidente.
El texto de la tal consulta, autorizado por la Suprema Corte de Justicia de la
Nación no incluye ningún nombre de expresidentes.
Siendo
así, por qué sigue mintiendo AMLO, invitando ilegalmente a la gente a que vaya
a votar en contra de sus antecesores.
Y vuelve a mentir cuando afirma que él
votará en contra de que se toque a los anteriores presidentes.
Lo más repugnante de esas mentiras es
asegurar que está en contra del acarreo para que la gente vaya a votar; y el mismísimo
presidente López Obrador ha organizado el flete pagado (tortas, refrescos,
transporte y dinero) para que haya votantes el primer domingo de agosto, y se
puedan producir los esperados relámpagos de octavo mes de este año.
Benito Juárez, Francisco I. Madero y
Lázaro Cárdenas, fueron presidentes con márgenes amplios de veracidad.
El presidente Andrés Manuel López
Obrador es un contumaz productor de engaños, quien, al fuego de la corrupción y
a la mentira de la estopa, les atiza y les sopla.