LOGOS
Gozar la Noche Buena
PORTAR LA NATIVIDAD
EN EL ALMA
En el hemisferio norte de este planeta
llamado Tierra está, recién nacido, el invierno que recibirá al año 2020; sus
bajas temperaturas envolverán tanto a la Noche Buena como a la Navidad.
Esas fechas implican festividades
religiosas, divertimientos sociales, descansos laborales, reuniones familiares,
movilidad económica comercial, pero en el fondo es motivo de recuerdo, enriquecedor
y anual, de que todo nace, inicia, principia en la existencia, y esto nos
induce al elogio de la vida.
El ser humano vive, y algo o alguien lo
creó en primicia, generándolo, de tal manera, que el hombre se ha hecho un
creador.
La natividad es comienzo de ese
desarrollo que tiene un fin: la muerte; por lo que ésta y aquélla constituyen
los extremos de un mismo proceso.
Para morirse sólo se requiere de una
cosa: estar vivo.
Y el humano, por lo general, ama la
vida, se aferra a ella; prolongarla ha sido uno de sus propósitos, (y lo ha
obtenido en parte con sus desarrollos tecnológicos) pero sueña con ser
inmortal.
La cultura cristiano occidental,
dominadora desde hace siglos en el mundo, hizo suya la Biblia del judaísmo,
acaso por el canto constante y esplendoroso que sobre la vida tiene.
Su primer libro, el Génesis, incide en
todo. Cómo nace el cielo y la tierra, las aguas y la luz, la mañana, la tarde y
la noche, el firmamento y los desiertos, la hierba verde y los árboles de todas
las especies, los tiempos con sus días y sus años, los animales del agua, de
tierra y de los aires, el hombre, y después la mujer de una de las costillas de
varón.
Todo el texto bíblico es obra humana,
colectiva y anónima, que ha seguido puliéndose por decenas de siglos en el
brusco y suave río del cerebro y del lenguaje oral y escrito, de estos animales
que piensan, expresan y hacen.
Tengo, para mí, que esos antepasados
tuvieron su razón para sobajar a la mujer en relación al hombre, pues éste
sufrió por millones de años un matriarcado que se agotó.
Liberado el macho de ese sistema, usó
todos los instrumentos a su alcance para instalar el patriarcado, el que
también ha quedado caduco.
Ahora, los seres humanos superando
absurdas luchas de género, compartiendo y no compitiendo, cultivan el sueño de
conquistar la inmortalidad.
Inmortalidad que contiene, entre otras
variantes, tres sentidos: primero, creer que el cuerpo de todo ser humano es
mortal, pero toda alma humana es inmortal; segundo, que el cuerpo y el alma de
todos los hombres son mortales, pero
logran la inmortalidad quienes son recordados por los seres humanos que
quedan vivos; y tercero, que con avanzada tecnología, próxima a obtener, la
vida de los hombres puede prolongarse indefinidamente.
Cada una de esas inmortalidades, como
todas las cosas, tienen pros y contras; pero lograda a plenitud la inmortalidad
cabal, se llegaría a lo eterno, sin inicio ni fin, aniquilando a la tradicional
Navidad, la que quedaría, sólo, como viejo recuerdo.
Mi deseo para todos: que vivan una Noche
Buena extraordinaria, para que gocen la Natividad con todo el ardor de su alma.