LOGOS
Presidente
palabrero
LA
FALLA DE SAN ANDRÉS…
No hay movimiento ni menos partido de
MORENA, lo que sí hay es un líder llamado Andrés Manuel López Obrador; no hay
gobierno federal, sólo existe AMLO; no hay un poder ejecutivo de la república,
únicamente percibimos a AMLO.
AMLO para todo, el AMLO nuestro de cada
día, multiplicando su imagen a cada hora, y repitiéndose con la constancia de
un disco rayado: "me canso ganso", "yo tengo otros datos", "son
fifís", "es culpa de la mafia en el poder", "amor y paz",
etcétera, etcétera, etcétera.
Todo eso lo convierte, lamentablemente,
en un presidente palabrero.
Obvio que AMLO tiene cualidades como
todo ser humano. Es tenaz, pero egocéntrico: él es quien piensa, él es quien se
expresa, él es quien hace, él es el honesto, él es el bueno.
Tiene márgenes de honradez aceptables, pero
es equívoco en su proyecto de acabar la corrupción; y, con ese plan medio
apasionado y medio tuerto, puede destruir al país.
A mí no me cabe duda que AMLO resultó
trabajador, pero sus meros moles son los asuntos electorales, y todos los
problemas los enfoca a través de la perspectiva de votaciones a mano alzada, o
de los futuros y tradicionales votos.
Tiene el buen ánimo de estar al
pendiente de todo, pero su personal preparación es tan superficial como
endeble, lo que provoca dudas, sonrisas, y enojos, en quienes observan sus
puntadas.
Parece no ser un ambicioso del dinero,
pero ha hecho capital y lo ha repartido entre sus hijos y su esposa; además de
que tiene el apetito de controlar a los multimillonarios que nuestro sistema ha
producido; aparte de que pretende dominar al poder religioso, al poder
intelectual, al poder de los medios masivos de comunicación, al poder político,
y a todo lo que tenga poder.
Incluso, ha expresado su deseo de que en
México no haya ejército ni marina ni aviación ni fuerzas armadas, instituciones
que no han sido perfectas, pero que, siendo perfectibles, han sido y son fuente
de orgullo nacional.
En lo que sí tiene razón el presidente
AMLO es en su propósito de finiquitar al crimen organizado; sin embargo, la
solución que aplica es verborreica, al hacer sólo llamadas a los delincuentes:
"no hagan sufrir a su mamá, y ya pórtense bien".
Todos sabemos de la existencia de la
falla de San Andrés, la que avisa de cataclismos en las californias. ¡Quiera el
destino que nunca se produzcan!
Como también existen las azarosas fallas
del presidente AMLO, a quienes algunos lambiscones le han visto calidad de
santo.
Pero… ¿cómo ayudarlo para que supere
esas fallas?, máxime que es el presidente de todos los mexicanos, aunque él no
lo crea ni se haya comportado a la altura de tan dignísimo cargo, al dividir y
odiar.
¿Cómo puede AMLO transformar a México si
no se ha transformado a sí mismo?
Liga la moral a la religión, violando al
laicismo.
La mayoría de nuestros compatriotas son
buenos seres humanos, y merecen un presidente que esté conciliado consigo mismo
y con sus mandantes.