LOGOS
Crimen
Organizado, S.A. de C.V.
AMLO
HACE DEL ESTADO UNA EMPRESA
"Tuvimos diferencias con Carlos
Urzúa… en la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo… imagínense, presentó
una versión que no reflejaba el cambio, era como si la hubiera hecho Carstens
o… este… Meade… ¡se me fue!, es tan buena persona, como también el otro".
He transcrito, textualmente, lo
externado en foro nacional por el presidente Andrés Manuel López Obrador, en
donde él mismo, en tic de arrepentimiento, confiesa: "¡se me fue!"
Si fuese una excepción golondrina, de
aquellas que no hacen verano, no valdría la pena analizarla, empero,
constantemente al presidente de México se le va la lengua, sin haberla conectado
debidamente al cerebro; y, esto, no presagia nada bueno.
En Buenavista Tomatlán, territorio
michoacano de la tierra caliente, AMLO aseveró: "vengo sin
guardaespaldas", cuando toda esa población observó a centenares de la
guardia nacional por doquier.
Preciso, todos queremos la seguridad
personal del presidente de nuestro país. Qué bueno que tenga una protección
suficiente en sitios candentemente inseguros, pero qué malo que presuma con
actitudes y palabras falsas, y llegue a la mentira de que "vengo sin
guardaespaldas", cuando a su derredor estuvo a la vista de todos la misma
labor del desaparecido estado mayor presidencial, realizada por fuerzas armadas
con otro nombre, y con ligeras diferencias secundarias, pero con fondo idénticos.
En ese mismo sitio, AMLO, innecesaria y
equívocamente, retó al crimen organizado: "A los jóvenes los tenemos que
atender, y vamos a competir en ese terreno con la delincuencia organizada,
decirle: a ver, tú te llevas a los jóvenes, vamos a ver quién puede más, porque
yo les voy a dar opciones a los jóvenes, porque no quiero que te los lleves,
porque yo no quiero que los jóvenes se echen a perder".
Analizando lo anterior, significa que la
lucha entre el gobierno y el crimen organizado ya no es con armas, confrontando
fuerzas brutas y matándose mexicanos entre sí; y esto en principio es lo
correcto.
Pero también significa: a ti, crimen
organizado, te legalizo y reconozco tu personalidad para que el gobierno
mexicano compita en libre concurrencia contigo, a efecto de ver quién gana a
los jóvenes del país.
Bajo esa transformación, llamada de
cuarta, nuestro gobierno deja de ser quien representa al Estado, y se convierte
neoliberalmente en una empresa más, para competir con la empresa crimen
organizado, sociedad anónima de capital variable, y que se decida, en el léxico
que gusta a AMLO, de qué cuero salen más correas.
Además de que, AMLO, yoísta siempre,
reduce al estado y al gobierno en un "yo" impúdico y ñoño, al
asegurar: "yo les voy a dar opciones a los jóvenes… yo no quiero que te
los lleves, yo no quiero que los jóvenes se echen a perder".
Cuando eso corresponde al Plan Nacional
de Desarrollo, y a programas y proyectos que de ahí legalmente se desprendan.
¿Hasta cuándo aprenderá?