martes, 30 de octubre de 2018


LOGOS
Arcoíris, engaños, ilusiones…
DETRÁS DE LAS CONSULTAS POPULARES
       Lo mismo que hay sobre el arcoíris, hay sobre las consultas populares. Esa hermosa balada ganadora del Oscar 1939 y el Mago de Oz, siguen haciendo de las suyas.
       Dorothy, el hombre de hojalata, el de paja y el león, versión siglo XXI van ante un nuevo mago para resolver su problema y, otra vez, descubrirán que la solución no está en el mago, sino en los propios necesitados.
       El que Andrés Manuel López Obrador haya sido declarado presidente electo de los Estados Unidos Mexicanos no significa que sea autoridad, es y seguirá siendo hasta el último segundo del 30 de noviembre del 2018 un particular más, al menos jurídicamente hablando.
       Políticamente, pero en violación a nuestra Carta Magna, está ejerciendo más el poder presidencial que el propio Enrique Peña Nieto.
       Como simple individuo o presidente electo puede hacer las encuestas que quiera, si no hay norma jurídica que se lo prohíba. Como autoridad, una vez que proteste el cargo para el que ha sido elegido, requerirá motivar y fundar legal y debidamente sus actos de ejercicio soberano.
       Su propósito manifiesto, según sus palabras, es que "la consulta popular" llegó para quedarse al menos durante su ejercicio presidencial; incluso anunció ya (sin consulta cual ninguna de por medio): "A mis adversarios les digo que se vayan acostumbrando porque cada vez que sea necesario, cuando se amerite, va la consulta".
       Y añadió: "Es más, vamos a reformar la Constitución para que no haya límites y los ciudadanos puedan solicitarla cuando haya un tema de interés público".
       En principio, que el presidente consulte a uno o a 120 millones de mexicanos, si esto le es necesario y posible, personalmente y a su riesgo, no lo veo mal, si el resultado de su consulta es para bien orientar el ejercicio de sus atribuciones ejecutivas, y no para imponerlas al legislativo y al judicial.
       Deseo que escuche a las personas reales y capaces; pero lo que me da desconfianza es que consulte "al pueblo", cuando AMLO como todos los mexicanos sabemos que el pueblo, como tal, es una ficción, puesto que no existe con vida real y concreta.
       El pueblo no tiene un ontidad física, anatómica, psíquica. El simbolismo lingüístico de "pueblo" cubre a todos, y a nadie, e históricamente se ha utilizado más para mal, que para bien. Todos observamos que el llamado pueblo de México resulta ser la suma, y en el mejor de los casos la multiplicación, de más de una centena de millones de seres humanos que tenemos un orgullo: ser mexicanos.
       A algunos mexicanos recién se les consultó sobre el Nuevo Aeropuerto Internacional de México y el de Santa Lucía, con engaños o no, con errores o sin ellos, como biombo que cubre decisiones previamente tomadas o como inicial ejercicio experimental que tiende a un tipo de democracia.
       Lo que sea de buena fe está bien. Malo que en las consultas haya embustes, pero también existen sueños, como sobre el mágico arcoíris.