LOGOS
Mexicanos
productivos y justos
AMLO NO ES DIOS
MILAGROSO
"¿Son lo mismo:
Dios y AMLO?
No, cada quien es
diferente, pero AMLO tiene mucho de Dios.
¿Cuál es más
milagroso?
Dios del cielo
apoya, pero AMLO está haciendo el milagro de la cuarta transformación."
Quien interrogó, de esa manera, es el periodista
Fernando del Collado en su ágil programa Tragaluz, de Milenio; quien contestó
fue Alejandro Solalinde, sacerdote católico y designado colaborador en el
gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Esa aseveración de Solalinde provocó una
reacción adversa en quienes vieron y escucharon el rápido juego de preguntas y
respuestas, acaso preparadas, lo que no le resta nada de valor a esa producción
televisiva.
Empero, las respuestas proyectaron la
ilusión óptica de conciencia del ministro religioso entrevistado, quien por
interés, o por convicción, percibe a AMLO como un ser que tiene mucho de dios.
Si esa fe divina en AMLO sólo quedara en
una puntada personal de Solalinde, sin mayores consecuencias, podría incluirse
en un anecdotario de boberías; sin embargo, la ignorancia y el fanatismo pueden
ser eficaz caldo de cultivo para deformar la personalidad política de López
Obrador en un procaz perfil religioso, vecino al mundo de los dioses y hacedor
de milagros.
Obvio decir que la religión y la política
no hacen buena mezcla, y que las confrontas en esos fenómenos han derramado
mucha sangre mexicana.
Andrés Manuel es un ser humano, con todas sus cualidades y defectos.
No hace milagros, ni va a ser dios.
Es un político mexicano que por su perseverancia,
por sus márgenes aceptables de honradez al menos hasta el momento, y por su
marcado empeño de encabezar una transformación supuestamente beneficiosa para
la mayoría, ya lo registra, en principio, nuestra memoria histórica.
La evaluación de su trabajo como
presidente de México la hará cada mexicano, al final de su ejercicio; por mientras,
lo que ha hecho y dicho tiene luces y sombras, ha provocado dudas razonables y
apoyos, fundados unos, y fanáticos otros.
Y será un error quererlo transformar en
figura divina, como Solalinde lo pretende, ofendiendo a su creencia religiosa,
afrentando al propio AMLO, insultando al sentido común de la gente sensata,
pero sobre todo vejándose a sí mismo, cuando al parecer, ha realizado también
buenos quehaceres a favor de los migrantes.
Esa ilusión óptica de la conciencia
humana la han manipulado los poderosos en la economía, la religión, la
política, en la educación, a veces para mal y a veces para bien, y más ahora
con los sofisticados medios masivos de comunicación.
Cada conciencia humana debe prepararse
para ser libre y no dejarse usar por nadie. No alimentar ilusiones en ella,
sino transformarla en un instrumento preciso, de alto desarrollo humanista.
El México de milagros quedó atrás, en
tiempos oscuros.
El trabajo bien organizado, altamente
productivo, con distribución de riqueza justa, urge que forme al México actual.