LOGOS
Presidenciables
desconocidos
MEADE: EL MEJOR COMO
PERSONA
José Antonio Meade Kuribreña, quien se
encuentra según encuestas en tercer lugar, es (muy lejano de los dos primeros
sitios, de los cuatro contendientes a la Presidencia de México) el mejor como
persona.
Posiblemente no gane, pero concurre como
el único contendiente a quien Andrés Manuel López Obrador podría confiarle su
tan jactanciosa y "honrada cartera".
Nunca lo he visto personalmente ni
pretendo hacerlo; tampoco busco tratar personalmente a López Obrador ni a Anaya
ni a Rodríguez.
Si el padrón electoral para 2018 registra
cerca de 90 millones de mexicanos, seguro estoy que más de 89 millones nunca
hemos visto personalmente a ninguno de los 4 candidatos a la presidencia, menos
hemos convivido con ellos.
Sólo los conocemos a través de la
publicidad, deformada por su comercialismo y su destreza falaz para la añagaza;
pero aún así, todos nos dejan una impresión.
Desde esa ceñida perspectiva, mi
percepción sobre Meade es que resulta, en principio, una equívoca pieza humana urdida
por Luis Videgaray y Peña Nieto, y mal orientada por sus consejeros.
A Meade se le sigue notando la carencia
de esa malicia que únicamente da la aptitud experimentada de la praxis
política. Sus adversarios le aventajan en esas malas artes.
Incluso las palabras malsonantes que ha
utilizado José Antonio, ni le van ni le quedan. No le son naturales ni propias.
Sus ataques a dos de sus contendientes,
debiendo ser filosos, los hace romos en su tono meloso.
Mucha gente buena votará por él, pensando
que en comparación a los otros tres, resulta un buen hombre, sin que sea
perfecto.
No ha podido, o no ha querido, tener
desplante y estampa de líder; y, según se ve, siempre ha sido un aceptable
segundo o tercero en la maquinaria del poder.
Quien gane la presidencia, incluyendo a
Andrés Manuel, bien podría invitarlo a formar parte de su gabinete. Se vería bien
ese gesto en el triunfador.
Pero, llegado el caso, se observaría
mejor que él no aceptara.
Como en este mundo y en este tiempo nada
es imposible, no descartemos que Meade pueda ganar, siempre y cuando pasen
circunstancias extraordinarias, o hagan su aparición contextos ordinarios, para
sorpresa de todos.
La ley da mayor valor al voto ciudadano
que a todas las sabias encuestas de los oráculos mexicanos.
Meade sería mejor presidente, ya que como
candidato nos queda a deber.
Como presidente tendría que sacudirse
tanto lastre, y escoger un equipo de sobresalientes en trabajo, honradez y
talento; poniendo el ejemplo con su capacidad y esfuerzo.
Inmediatamente curar y cicatrizar heridas
de todos los contendientes. Unificar al pueblo para servirlo, y no para
explotarlo.
Convocándonos a todos a resolver esos
problemas que nos siguen lacerando, pero con apego a la ley.
Desde esa faceta de gente buena, el
segundo lugar lo ocupa López Obrador, tercero Jaime Rodríguez, y el último resulta
Anaya, el maloso de la cuarteta.