lunes, 11 de junio de 2018


LOGOS
Ansia por el poder
¡SERVIR A MÉXICO!, DOMESTICANDO TIGRES
       Reciclador de viejas frases, y puntero en la contienda electoral, Andrés Manuel López Obrador soltó hace algunos meses: “Si hay fraude, yo me voy; a ver quién amarra al tigre”.
       Lo del fraude electoral es una antañona y mala costumbre mexicana que suele aparecer, ayer sí, y hoy también.
       Respecto al “tigre”, es una metáfora amenazante. Este animal de instinto asesino ni siquiera corresponde a nuestra fauna.
       En fin, como alegoría es aplicable, pues con ello se anuncia la posibilidad de que masas enfurecidas incendien a México, si no gana “ya sabes quién”.
       Pero esa advertencia bravucona es nimia, y queda corta, frente a la peligrosa realidad que vive nuestro país.
       Reutilizando la metáfora, México está rodeado de tigres.
       Tigres gringos encabezados por Trump (tan ajenos y enemigos del mismo pueblo estadunidense) están haciendo daño atroz a nuestra economía, en sus primeros embates. Y su intervencionismo puede pasar de la economía a la política, y de éstas a lo militar.
       La satrapía de Trump no tiene freno, ni con el Grupo G7 ni con sus vecinos inmediatos: México y Canadá.
       Los rápidos y furiosos nos pueden encender las praderas del norte, y las selvas petroleras del sur. Frente a esto, y ante todo mal, 120 millones de mexicanos debemos estar sólidamente unidos, en torno a quien resulte presidente.
       Por otro lado, nuestros hermanos de Centroamérica y Sudamérica también tienen a sus tigres rabiosos, y sus irascibles impulsos pueden alcanzar a nuestra frontera sur.
       Las garras y colmillos del norte y del sur aprisionan a México.
       A esos tigres externos se suma nuestra propia fauna asesina; y ésta proviene de los ambiciosos de poder, sea poder político o económico, o del orden o desorden que sea. Y nos advierten y amenazan.
       Curioso resulta que no pocos dueños de tigres, mexicanos de nacimiento, desde hace años huyeron de nuestro país, lugar donde amasaron sus fortunas. Sus residencias, con sus familias, se domicilian en poblaciones lujosas de EU.
       A pesar de todo ello, lo primero que los mexicanos debemos hacer es estar unidos en torno a valores que nos son comunes: estamos en contra de la corrupción; el derecho debe de aplicarse a favor y en contra de quien corresponda, sea quien sea; tendamos al empleo pleno y a una mejor distribución de la riqueza, en base a la  productividad y al trabajo eficaz; educación y salud eficientes para todos; fortalecer nuestro sentido humanista de patria, con respeto para todos los pueblos del mundo, mientras no haya condiciones de un serio humanismo sin fronteras ni países.
       Y nuestra unidad, bien puede iniciar este nuevo sexenio, si el triunfador invita a trabajar en su gabinete a sus contendientes; suponiendo que, los tres restantes, algún trabajo honrado y digno sabrán hacer por México.
       Así, en esta rifa de los tigres 2018, al ganador le tocaran todos, y al resto, al menos uno. ¡Servir a México, domesticando tigres!