lunes, 14 de mayo de 2018


LOGOS
Encabronamiento
MÉXICO EN DESGARRE
       Miguel Hidalgo (1753-1811) hizo cita genérica de los sentimientos de la nación; José María Morelos (1765-1815) los acuñó en forma precisa. Tiempos, eran, en que se derrumbaba la colonia de la Nueva España, y se gestaba el nacimiento de la América Mexicana.
       Esas y otras raíces históricas provocan brotes de sentimientos nacionales actualmente, hoy enriquecidos por circunstancias del presente, y orientados hacia un futuro, al que le urge nacer.
       Herbert Spencer (1820-1903), pensador inglés cuya tumba es vecina a la de Karl Marx en el cementerio de Haihgate, nos dice que "las ideas no gobiernan ni transforman al mundo; el mundo es gobernado o transformado por los sentimientos".
       Esa idea de Spencer, que flemática y exclusivamente pretende explicar la realidad, puede elucidar la actitud de candidatos y electores mexicanos en este proceso 2018, pues más que razones, se manejan sentimientos, incluidos los sentimientos presidenciales, tan llenos de interés personal, que nos invitan a votar razonadamente.
       Tan sentimiento es el del presidente Enrique Peña al concebirse rebasado y en rápido declive, como sentimiento resulta el enojo colectivo de los mexicanos en contra de su gobierno; y ambos sentires son de signo negativo y, para desgracia, afectan a México.
       Todos los candidatos presidenciales emiten, por todas las vías, sus sentimientos de ambición, enojo, envidia, odio, repudio, soberbia, miedo, y hasta el sentimiento de "amor y paz", de alguno de ellos, va cargado de despecho.
       Pocos conceptos de valor han externado quienes codician la presidencia, y algunas de sus razones carecen de practicidad frente a nuestras necesidades.
       Jaime Rodríguez, el bronco o el mocha manos, dejó paralizado a López Obrador, cuando éste afirmara que "ya le ofrecí en venta el avión presidencial a Donald Trump", al replicarle: "¡oye, Andrés Manuel!, con qué carácter estás ofreciendo en venta lo que no es tuyo".
       En lo anterior hay razones de hecho, aunque cargadas de sentimientos. La decisión prematura e ilícita de AMLO de ofrecer en venta un avión ajeno; fallo con razones, al menos formales. Y la razón de cuestionar de Jaime sobre la personalidad o personería del oferente oficioso, quien al parecer fue víctima de su lengua.
       Sería una tarea interminable analizar los inicuos e inocuos sentimientos de los presidenciables.
       Pero el ímpetu del sentimiento nacional 2018 lo produce la compleja suma de varios hechos a la vista: la falsa democracia, la enorme riqueza de pocos fincada en la dura pobreza de muchos, cínica corrupción, mal gobierno que volvió a imponer la reelección, sistema electoral carísimo e ineficaz, delincuencia organizada a todos los niveles, con impunidad, candidatos presidenciales inadecuados, educación particular mediocre y costosísima, enormes gastos so pretexto de la educación pública de bajísima calidad, y una guerra fratricida que se nos viene encima.
       ¿Cómo salvar a México?